LA MENTALIDAD CAPITALISTA.

Hay libertad para pasar por encima de los demás, pero lo que oculta eso es una profunda tiranía del dinero (o capital) que está establecida en este mundo. La tiranía no es solo tener a alguien apuntándote a la cabeza. La tiranía es que no puedas decidir tu estilo de vida, que tu vida no tenga un objetivo claro, que trabajes solo para enriquecer a otros sin esperar nada más que un salario el cual es cada vez más bajo, que no tengas libertad de expresión aunque en teoría esta esté permitida. Y todo eso es anulado por la dictadura del dinero.

No hay duda de que vivimos en una sociedad capitalista, es un modo de producción que se ha expandido por toda la Tierra. Básicamente, vivimos en un mundo donde el dinero lo es todo, mueve a las personas y a la tecnología, pero además de eso, el dinero da poder, que es la cara oscura del asunto. Muchas personas no le dan la vuelta al vinilo para escuchar la cara negativa, y defienden que el sistema económico actual solo puede ofrecer ventajas, y que cualquier otro modelo se convierte en un totalitarismo, a menudo confundiendo al sistema económico con el ámbito político. Pero creer que el capitalismo es bueno en si mismo, y que cosas como la guerra, el hambre, el narcotráfico, la pobreza, las grandes epidemias que podrían ser evitadas, la explotación en el trabajo, la acumulación de poder en escasas manos y bolsillos, etc, son solo defectos o problemas que el mismo sistema puede resolver, es como no haberse desengañado sobre la existencia de los reyes magos. Nos han educado como si fuera un triángulo amoroso en el cual capitalistas (empresarios, banqueros, accionistas, especuladores…) trabajadores y consumidores luchan por su propio interés y se benefician entre ellos, los primeros buscando aumentar sus ganancias, los trabajadores buscando mejorar sus salarios y condiciones laborales, y los consumidores buscando precios más baratos y mejor calidad. Por muy lógica que nos pueda parecer, es una impresión falsa porque quien controla el mundo son los primeros.

En toda la Historia humana ha habido explotación, desde el momento en que el dinero pasa de ser un simple medio de intercambio que facilita el comercio, a ser la representación del poder. Ha habido explotación esclavista, donde los esclavos no tenían ninguna pertenencia y debían trabajar y obedecer sin recibir nada a cambio, no solo en tiempos muy remotos, de hecho hasta 1803 no hubo ningún país que se declarase libre de esclavitud, que fue Haití. También había explotación en las sociedades feudales, ya que los campesinos o ganaderos, a cambio de utilizar la tierra, tenían que someterse a una serie de condiciones, además estaban a menudo obligados mediante un pacto a servir a los nobles, los cuales no trabajaban la tierra y todo lo que ellos tenían procedía del trabajo de otros en tiempos de paz, o de botines de guerra. La autosuficiencia siempre hubiera sido mejor que servir al dueño de un feudo o pagar impuestos que no repercuten para nada en beneficio propio, está claro que había dos clases, y que convenía que la clase servil se mantuviera alejada de todo poder o posesión que no fuera la propia tierra y las herramientas de trabajo.

Tal como nos cuentan los libros, y hablando de Europa, sobre el siglo X empezó a aparecer una nueva clase social que se dedicaba a los negocios, buscando específicamente la ganancia económica. Se explica con la mejora de la tecnología en agricultura, que generaba muchos excedentes los cuales podrían ser vendidos en los mercados de las ciudades, o se podían hacer manufacturas (por ejemplo tejidos, cuero…) y tendría que haber alguien capaz de hacer inversiones cada vez más grandes que pudieran financiar esos proyectos. Esto en si mismo es lógico, el dinero controla la actividad productiva, y los que permiten esa actividad es, ni más ni menos, alguien que tiene el suficiente dinero. Fue debido a eso que el modo de producción capitalista se fue expandiendo, en detrimento del feudalismo. Pero esta nueva clase no tenía intenciones solidarias, el objetivo principal era y es hacer una inversión rentable, que aporte beneficios. Y para ello, no hay nada mejor que apoderarse de los medios de producción, impidiendo que cualquiera pueda proveerse por su cuenta de aquello que el capitalista está financiando. Desde el siglo X hasta ahora, han pasado muchas cosas, pero lo que nos encontramos a día de hoy es exactamente eso: una serie de personas son propietarias de los medios de producción, incluso de la tierra, y el mar, mientras que el resto, la gran mayoría de la población mundial, dependen para sobrevivir de su trabajo a manos de alguna empresa y del salario que se les pague a cambio. Los capitalistas, aquellos que tienen medios ya sea de producción (fábricas, herramientas, establecimientos, materias primas, y que pague a trabajadores) o financieros (préstamos, acciones, bonos…) no pueden ser la mayoría, es imposible.

Con este panorama se puede profundizar un poco en la mentalidad y la progresión lógica del capitalismo. Está hecho para hacer de cualquier cosa un negocio, todo lo que genere puestos de trabajo y pueda ser consumido (en lugar de adquirido gratuitamente) es favorable para el sistema. Sin embargo, el hecho de que unas pocas personas posean los medios de producción no iba a hacer esperar sus consecuencias, porque también, lógicamente, son ellos los que deciden qué, cuánto y cuándo producir. En resumen, lo que ahora se conoce encubridoramente como “ley de la oferta y la demanda” como si la economía fuera algo neutral y no estuviera planificada por el ser humano. Aunque la tecnología pudiera dar agua potable gratuita a todo un país, es preferible venderla en botellas de plástico, por ejemplo. Disponer de agua potable y con un precio casi gratuito no es bueno para hacer negocio del agua. La tecnología no aportará nunca bienes en tanta cantidad que puedan estar disponibles sin coste alguno, eso para el capitalismo equivale al suicidio. La gente tiene que pagar un precio por todo aquello que se produce, ya que producirlo tiene un coste. Por eso, hay que hacer que la gente esté dispuesta a pagar por todo, por los alimentos, la ropa, las viviendas, los paisajes, los transportes, el ocio y la diversión, etc, porque la producción de esos bienes está completamente en manos de los trabajadores de alguna empresa. Aunque la tecnología pudiera hacer que todo el mundo tuviera esos bienes, nunca los produciría para todo el mundo, y aún cuando realmente haya alimentos y vivienda para todos los seres humanos, habría que seguir pagando su proceso de fabricación: de otro modo las empresas que se encargan de la producción quebrarían. Esta es la primera consecuencia de que solo los capitalistas tengan los medios de producción: si su inversión no les da una ganancia, no pueden seguir produciendo. Una vez se impide que la tecnología genere bienes en mayor cantidad de la que sería oportuna para que la gente esté dispuesta a gastar un dinero en su compra, se pasa a disminuir la calidad de los productos o a prepararlos para que fallen en un tiempo determinado, como ocurre con muchos aparatos electrónicos o prendas de ropa, por ejemplo (obsolescencia programada). Finalmente, la publicidad induce a la gente a comprar cosas que realmente no necesitan (obsolescencia percibida). Todo para mantener la gran maquinaria de producción y consumo donde todo vale, donde se manipula el pensamiento de la gente para que siga pagando un precio por los objetos, que los desperdicie rápidamente y compre nuevos, y donde los precios se ajustan y manipulan para simple beneficio de las mayores corporaciones, que para crecer tienen que absorber a las pequeñas.

La frase de Maquiavelo, “el fin justifica los medios” le viene como anillo al dedo al capitalismo. Durante toda la época colonial que, por supuesto, aún sigue vigente y con más fuerza que en tiempo de los grandes imperios occidentales, las tierras lejanas eran conquistadas, sus poblaciones aniquiladas y sometidas al trabajo esclavo, todo con la finalidad de asegurarse un suministro constante y opulento de materias primas: minerales (oro, cobre, hierro, estaño, plomo, zinc, cadmio, plata, manganeso…) especias (canela, pimienta, chile, cardamomo…) los propios esclavos llevados en masa desde África a las colonias… tejidos como el algodón, animales exóticos, caucho… La población era sometida al trabajo forzado, morían de enfermedades y de cansancio en las minas o los campos. La población empezó a subir muy rápidamente en Europa, Estados Unidos… con que muchas personas se fueron a las colonias en busca de futuro. En las colonias aquellos que controlaban las tierras y sus familias se enriquecían gracias a la exportación de todos estos materiales, necesarios para la revolución industrial y el desarrollo de nuevas tecnologías, lo cual amplió de forma masiva el comercio en el mundo. En mi opinión, fue gracias a esto que los llamados países de Occidente se establecieron como los más adelantados, ya que el comercio era favorable, en primer lugar, para los países colonizadores y sus empresas.

Mientras unos países tienen más poder que otros, también las grandes corporaciones multinacionales tienen más poder, ya que con el simple hecho de su producción masiva y su eficiencia para vender y distribuir sus productos, y con su despiadado uso de la publicidad, hacen inviable que otras personas prosperen en su producción si es que pretenden obtener una ganancia de la misma. La gente compra para satisfacer sus necesidades (y para no tener menos que sus vecinos) entre la gran cantidad de productos que la industria ofrece, pero al mismo tiempo, la gente se adapta al modelo productivo de esa industria. Un modelo que no tiene una visión de respeto hacia la naturaleza y la explota, y que pone la economía de unos países al servicio de otros, a los cuales invade militarmente si no se pliegan suficiente a este nuevo colonialismo. Estas invasiones no son más que el ejemplo más visible de cómo el poder económico, es decir los intereses de aquellos que más dinero tienen y que controlan el mayor volumen de negocios del mundo, controla también las políticas de todos y cada uno de los países.

Mientras el capitalismo tenga el poder económico, la producción y el intercambio de bienes nunca estará al servicio de la humanidad, sino de aquellos que lo controlan. Todo el mundo tendrá que adaptarse sin remedio a vivir favoreciendo con su estilo de vida a aquellos que han triunfado en el mercado, y no podrán decidir otra cosa, pues cualquier otra alternativa se habrá borrado. Cuando haya escasez, las masas humanas de consumidores no podrán decidir trabajar para si mismas, para satisfacer sus auténticas necesidades. En cuanto a los trabajadores, hay ya millones de evidencias de que el capitalismo busca trabajadores sin derechos, eliminar los sindicatos y las agrupaciones, básicamente quiere servidores a cambio de salarios cada vez menores, que compitan por un puesto. Además conforme avanza la tecnología, sube la productividad y aumenta el paro. Por ejemplo en los países como Estados Unidos o Europa, en el sector agrícola trabaja una parte muy pequeña de la población, gracias a la mecanización, los monocultivos y el uso de sustancias químicas que se despreocupan de cuidar la calidad del suelo o de impedir que haya plagas (si aparecen, las mata). También en la industria la tecnología ha desplazado a una gran cantidad de personas necesarias. La mayoría ha de buscar un puesto en el sector servicios, lo que ha concentrado a la población en las grandes ciudades.

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Actualmente vivimos una «crisis económica» es decir, un período en el cual los más ricos y poderosos se aprovechan de los más pobres para poder mantener su status. Toda su palabrería asociada está convenciendo a la gente de que hace falta tomar medidas en contra de los trabajadores y de que hay que «reactivar la economía», eliminando además derechos que la población había ganado con esfuerzo, incluso el humilde derecho a poner un voto en una urna, como en Grecia o Italia. Aunque en España pasa exactamente lo mismo, con un apoyo del 24% de los potenciales votantes, el Partido Popular está haciendo todo lo contrario de lo que había en su programa original, sin que nadie pueda oponerse a ello. El modelo, ya de por si brutal en muchos países del mundo, ahora está imponiéndose con dureza en los países que mal se llaman «desarrollados». En ningún lugar del mundo la gente puede tomar decisiones que puedan resolver sus problemas, solamente pueden depender de una suficiente cantidad de dinero para comprar los bienes necesarios. Y como el sistema cada vez necesita menos gente para realizar su producción, se puede decir que el capitalismo va a condenar al mundo. Y es hora de enfrentarlo con valor, de tomar decisiones colectivas destinadas a resolver problemas, no se puede depender del dinero, aunque aún muchos no lo vean, es una lucha la que hay que mantener contra el sistema, hacer que la población tenga un control y un derecho cada vez mayor sobre si misma y dependa menos del dinero.

Si la tecnología estuviera al servicio de la humanidad y no de la rentabilidad, se resolverían casi todos los problemas sociales y medioambientales. Pero caerían como el granizo poderosos y lucrativos negocios y empresas multinacionales, que no tendrían razón para existir. Hay que cambiar el modo en que actúan los seres humanos, que buscan únicamente el beneficio, porque directamente lo necesitan, y ejercer un control sobre qué usos se le da a la tecnología, potenciar lo que sea positivo, pero no rentable, y eliminar hechos como la guerra, la explotación, el hambre forzada, la destrucción ambiental… lo que haría caer en picado las ganancias de muchísimas multinacionales y bancos. Es una lucha contra esos intereses de la minoría dominante y a favor del conjunto de la humanidad, una lucha con muchísimos frentes que puede cambiar la imagen del planeta en caso de darse.

El problema es que muchos ven el capitalismo como el mejor sistema posible. Esa visión de que el capitalismo es pura libertad, tanto individual como social, la podemos encontrar en el pensamiento de Milton Friedman. Estas son algunas frases suyas:

Pero en el mercado, si inicias un proyecto, tienes que financiarlo de tu propio bolsillo.

Sí, pero para llevar adelante ese negocio tienes que adaptarte al estado de la competencia. Los negocios pequeños siempre están en riesgo ante los más grandes con más dinero detrás. Sin contar con que pueden recibir apoyos externos de forma selectiva. No hay ninguna libertad para emprender un negocio, es falso, todo lo que sea un negocio está privado en gran parte de libertad.

Es común que se piense, equivocadamente, que quienes están a favor del libre mercado también están a favor de todo lo que hacen las grandes empresas. Nada podría alejarse más de la verdad. / La causa de la libre empresa, de la competencia, es la única que puede mantener a los capitalistas alejados de tener un poder excesivo.

El mercado no es libre, está dominado por aquellos que obtienen mayores ganancias. Si una empresa va a hundirse, hace todo lo posible por seguir incrementando sus ganancias y no ser acorralada por la competencia. Por lo tanto, las grandes empresas hacen lo que hacen por simple necesidad. Ustedes lo llaman libre mercado porque quieren eliminar todos los frenos y regulaciones del mercado y de acumulación de poder. Las consecuencias de eso son lógicas.

Pero la evidencia es abrumadora. Los únicos países del mundo en los cuales las gentes de bajos ingresos han llegado a conseguir un nivel de vida medianamente decente son aquéllos que confían en mercados capitalistas.

En el capitalismo toda la población está desprotegida ya que no tiene medios ni puede controlar la economía. Los mercados capitalistas usan a toda la población para su propio beneficio y la hace sufrir y padecer cuando ya no es útil para generar ganancias y poder. O sea, no diga usted tonterías.

Conclusión: La mentalidad capitalista, la del sistema al que nos hemos adaptado y del que difícilmente podemos salir, es fundamentalmente invasiva, es decir su función es someterlo todo a la ganancia de «beneficios» identificados hoy con el dinero, por lo que no son beneficios para la población humana sino solo para la minoría que se ocupa de dirigir los negocios y que tiene el control de los recursos. Lo invade todo: el uso de la tecnología, la construcción de las ciudades, el estilo de vida de todos los seres humanos, e incluso su mente a ciertos niveles sobretodo con la televisión, el cine y los videojuegos. Es un sistema que deja sin defensa posible a los seres humanos. Que los seres humanos sean ignorantes es favorable para el sistema, que no puedan cambiar nada por si mismos para mejorar o resolver problemas sociales. Las personas forman parte de un sistema que los aisla y utiliza en beneficio propio. Y lo peor es que nadie sabe cuáles son sus planes. ¿Habrá que esperar para saberlo, o habrá que empezar a luchar contra un verdadero sistema de dominio expansivo?

Libros que recomiendo:

«Las venas abiertas de América Latina» (Eduardo Galeano)
«La doctrina del shock» (Naomi Klein)
«Nueva visita a un Mundo Feliz» (Aldous Huxley)

Documentales que recomiendo:

El problema no es que la gente reparta su dinero, el problema es la dependencia del mismo. El dinero tiende a concentrarse en pocas manos, por eso no hay que dejar que todo dependa del dinero.

17 comentarios sobre “LA MENTALIDAD CAPITALISTA.

  1. Nuestra vida esta muy arraigada hoy en día al capitalismo, creemos ser libres para tomar nuestras propias decisiones, pero en realidad muchas veces lo que hace el sistema es manipularnos a través de los medios de comunicación para despertar en nosotros ciertos «intereses» o «necesidades» y así garantizar su propia existencia.

    Es importante que empecemos a cambiar nuestra forma de pensar para darle prioridad a nuestras verdaderas necesidades como es el bienestar de la naturaleza, pues si nosotros no la cuidamos ¿Quién lo va a hacer?…

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  2. Gracias por participar Daniela !

    Y tienes mucha razón en lo que dices, aunque tampoco me gustaría pintar la vida como el infierno o ir de víctima. Entiendo que todos estamos dentro de este planeta y que aunque es muy injusto, algunos disfrutan de muchas cosas buenas y positivas que otros no tienen a su alcance. Habrá quien diga: es que tú lo criticas todo y no valoras lo que sí se te ofrece. Yo a eso respondo: sí que valoro las cosas buenas, pero critico y con mucha fuerza al sistema económico que por permitirme llevar mi estilo de vida mata o le destroza la vida a otras 3 personas. Un sistema de dominio, de control absoluto de aquellos que tienen el capital, que crea falsas crisis, que impide que la gente tome decisiones colectivas por su propio bien, que causa necesariamente destrucción, pobreza y paro por su propia naturaleza de que el que no gana se hunde. Es un sistema malvado porque está basado en el dinero, no le debemos nada al capitalismo, sino a la tecnología y al trabajo de otros y al nuestro.

    Y yo creo que la única solución es enfrentar el sistema reuniéndose y tomando decisiones que beneficien al conjunto de la sociedad, y llevarlas a cabo de forma colectiva, saliendo de la espiral del dinero y lo veo muy posible, aunque sea empezando por pequeñas cosas, porque parece que haya que pagar hasta por el aire últimamente. ¿Por qué no romper con eso?

    En resumen ha llegado la hora de luchar, de tomar decisiones y llevar adelante proyectos sin ánimo de lucro, pero con vistas a un beneficio real y colectivo. Desde crear una cancha de baloncesto gratuita y libre hasta sustituir por completo nuestro modo de alimentarnos controlado cada vez más por la agroindustria, si se le hace un boicot a las grandes multinacionales y a la gran banca, estaremos un paso más cerca de acabar con la industria militar (a menos que ésta actúe para evitarlo usandose a si misma a través de los militares) y así sucesivamente. Si es posible o no, bueno al menos es posible intentarlo. Claro eso supone tomar una responsabilidad sin ningún incentivo monetario, y también estar dispuesto a pagar los medios para lograrlo. También implica saltarse un montón de leyes y crear espacios protegidos donde no exista el concepto de “propiedad privada”. Entre eso y el modelo capitalista hay pasos intermedios como el socialismo (gestión de las empresas por los propios trabajadores) pero ahí sigue primando la dependencia del dinero y del lucro y ganará también quien tenga más dinero aunque ese dinero se reparta equitativamente. Cuando crees algo que no tenga dueño y que la gente pueda sin más disfrutar pensarán: ¡qué lujo ! A lo mejor simplemente por tomarse un zumo de naranja. Esa es la idea del primer documental que puse 😉

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  3. Muchisimas gracias amigo llevo pensando asi 10 años minimo, y no me ha entendido casi nunca nadie. aun asi gracias a ALGO en familia casi siempre se ha inclinado contra el capital. y puedo decir que me siento muy ORGULLOSO. MUCHISIMAS GRACIAS.. NO ESTAMOS LOKOS!!. (indignado de nacimiento)

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  4. PD: SIGUE ASI TU LUCHA ES LA DE TODOS. aunque no haya mucha actividad, llega y sirve. billones de gracias. LIBERTAD(la utopica) Y RESPETO. Repito BILLONES DE GRACIA$$$!!! XD

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  5. «El mercado no es libre, está dominado por aquellos que obtienen mayores ganancias» ESO ES UN GRAVE ERROR, ES QUE INCLUSO AUNQUE EL MERCADO FUERA LIBRE, SE AUTORREGULARA Y DIGAMOS QUE HUBIERA DIFERENCIAS DE 20 A 50 VECES EN SALARIO POR LA MENTALIDAD CAPITALISTA DEL LUCRO, INCLUSO AÚN ASÍ NO PUEDE SER ACEPTABLE. NI PUEDE SER ACEPTABLE EL TRABAJO ASALARIADO. EL MERCADO NO PUEDE SER LIBRE Y PUNTO, QUIZÁS TAMPOCO SEA CUESTIÓN DE ABOLIRLO, AUNQUE LO PREFIERO A ESTO. Ahora, lo que no puede ser que el mercado esté por encima de la política y de la espiritualidad, y con política no me refiero a la democracia moderna sino a administrar, convivir y ser guerrero. Debe ser una actividad más, igual que el que trabaje en otros asuntos por sí mismo, se dedica al arte o a la ciencia, pero no debe ser que controle todo lo demás expandiéndose. Pero altamente regulado y con regulado no me refiero a socialdemocracia sino a que no exista ningún tipo de liberación del mercado ¿No os dáis cuenta que hasta el Internet, Skype y Google es puto mercado? ¿Que se han convertido en relaciones sociales indirectas a través del monetarismo? El libre mercado es una distopía, ya sea en el liberalismo teórico o en la realidad neoliberal. NO ES ACEPTABLE, Y PUNTO. De hecho, el fascismo aunque diga que tampoco es liberal lo cierto es que se preocupa mucho por la propiedad privada y la libre empresa también.

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  6. Impresionante post Víctor, lo he leído entero , y es muchísimo lo que cuentas aquí.

    Es evidente que este sistema es inhumano y no existe a libertad , a no ser que tengas dinero, cuanto más dinero más libertad.

    Todo eso de la democracia y la libertad que nos están vendiendo es mentira.

    Es muy triste sentir una impotencia total porque no tienes dinero, y solo te dejan la opción prácticamente de venderte por una basura, como si fuéramos esclavos.

    Pero al final, es algo que he pensado muchas veces o aguantamos o nos suicidamos .

    Se trata de aguantar y resistir, la vida, y eso es lo más triste.

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  7. Al final me de dado cuenta de que en todos mis 20 no he hecho nada de lo que quería, ni he sido nada feliz, yo creo que eso es lo que buscan para esclavizar más fácilmente a la gente.

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  8. A principios de 1866 estalló la primera crisis financiera de la historia del capitalismo español. Aunque estuvo precedida de la crisis de la industria textil catalana, cuyos primeros síntomas aparecieron en 1862 a consecuencia de la escasez de algodón provocada por la Guerra de Secesión norteamericana, el detonante de la crisis financiera de 1866 fueron las pérdidas sufridas por las compañías ferroviarias, que arrastraron con ellas a bancos y sociedades de crédito.4 Las primeras quiebras de sociedades de crédito vinculadas a las compañías ferroviarias se produjeron en 1864, pero fue en mayo de 1866 cuando la crisis alcanzó a dos importantes sociedades de crédito de Barcelona, la Catalana General de Crédito y el Crédito Mobiliario Barcelonés, lo que desató una oleada de pánico.

    A la crisis financiera de 1866 se sumó una grave crisis de subsistencias en 1867 y 1868 motivada por la malas cosechas de esos años. Los afectados no fueron los hombres de negocios o los políticos, como en la crisis financiera, sino las clases populares debido a la escasez y carestía de productos básicos como el pan. Se desataron motines populares en varias ciudades, como en Sevilla, donde el trigo llegó a multiplicar por seis su precio, o en Granada, al grito de «pan a ocho [reales]». La crisis de subsistencias se vio agravada por el crecimiento del paro provocado por la crisis económica desencadenada por la crisis financiera, que afectó sobre todo a dos de los sectores que más trabajo proporcionaban, las obras públicas —incluidos los ferrocarriles— y la construcción. La coincidencia de ambas crisis, la financiera y la de subsistencias, creaba «unas condiciones sociales explosivas que daban argumentos a los sectores populares para incorporarse a la lucha contra el régimen isabelino».

    Fuente: https://es.wikipedia.org/wiki/Revoluci%C3%B3n_de_1868

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