¿SON IMPORTANTES LOS CONOCIMIENTOS PARA LA VIDA?

Hola, dicen que el ‘amor al conocimiento’ es una fortaleza, así está considerado por los que analizan las capacidades y potencialidades de las personas. Durante un par de años, desmotivado por mis estudios que veía en gran parte inútiles, dejé de interesarme por leer y aprender de todo en general. Ver que nadie tenía la más mínima preocupación por mis inquietudes y que poder dar utilidad práctica a tan solo una mínima parte de esos cúmulos de datos almacenados en la materia gris era solo una promesa lejana, hizo romper en pedazos no tanto el interés por aprender sino sobretodo la posibilidad de disfrutarlo. Creo que nunca volveré a experimentar algo como cuando leí ‘el Universo’ de Asimov. En verdad no tenía ni idea sobre astronomía pero, sin burocracias ni clases obligatorias de por medio, sin exámenes, me llenaba estar descubriendo las cosas que realmente sucedían en las estrellas, galaxias, agujeros negros, explosiones radiactivas, etc, y sentía un placer enorme por entenderlo, y es posible que todos esos conocimientos me conectasen de alguna manera con la realidad, porque esas cosas realmente sucedían no eran un cuento. Realmente existía el efecto Doppler, las enanas rojas, las explosiones de ondas-gamma y los centros de las galaxias eran agujeros negros. ¿Qué esperaba tan ilusionado de comprender todo aquello en ese momento?

Después de un tiempo de haber dejado los estudios volví a recuperar el ritmo las cosas me volvieron a interesar bastante, cosas que tenía aborrecidas. Fue posiblemente ahí cuando empecé a escribir el blog. Y hoy, en un libro aunque parezca que es una chorrada, a mí me ha tocado la moral ver cómo a los niños se les llamaba ‘indoctos’, personas que aún no tienen inteligencia que no han adquirido una cultura. Suena hasta lógico, desde un punto de vista muy extendido, en el que conforme crecemos vamos ‘madurando’ como un fruto en un árbol, o vamos volviéndonos más conscientes de la realidad.

Tiene su peligro esa ‘escalera ascendente del conocimiento’. Y empiezo a creer que los que ven la realidad así es porque están ciegos, realmente si fuera verdad, ellos estarían muy abajo en esa supuesta escalera. Este es el pensamiento que ha llevado a crear esa estructura en la que los ‘doctos’ tienen que guiar a los ‘no doctos’ en el camino hacia una mayor comprensión de la realidad. Además les conviene ver que existe ese camino imaginario en el que unos saben más, otros menos, y otros solo tienen la llamada ‘cultura general’ como que se han quedado a medias, de hecho es curioso ver cómo esto está en la mentalidad de casi todo el mundo.

Todo esto es una muestra de que hemos perdido valores humanos muy importantes de nuestro horizonte. No entendemos que el conocimiento no significa nada sin experiencia, que la suma de conocimiento y experiencia es la sabiduría, y hemos cogido un sable y hemos partido en dos la suma. No valoramos el amor al conocimiento que, por misteriosos motivos, suele existir en todo el mundo pero muchos lo acaban perdiendo con el tiempo, esa necesidad de comprender y no de acumular datos. Tampoco nos damos cuenta de la importancia de la libertad, que no solamente de pensamiento, sino de experimentación. La autonomía personal, ¿no es otra fortaleza humana? El sistema de titulaciones académicas, requeridas para tener acceso a esa experimentación, porque sin ellas se prohíbe (en bastantes campos como la ciencia, la enseñanza, la posibilidad de trabajar en muchas cosas…) es enemigo de la autonomía personal.

Hay quienes dicen que la búsqueda del conocimiento, de la presunta ‘verdad’, es un tipo de competición o de lucha, pero a diferencia de la lucha por el poder, en ésta el que es derrotado se alegra por haber aprendido algo nuevo, y le da las gracias al vencedor. En otras palabras, que no deja de ser alimento para el ego. Y que de hecho, la única verdad es la realidad que se tiene delante, igualmente alcanzable para una persona mayor y otra pequeña, o incluso para un ciervo o un perro, y que los conocimientos no son más que condicionamientos que nos fuerzan a ver la realidad a través de filtros de ideas interconectadas, tapándonos, dejándonos ver solamente lo que coincide con esos esquemas.

Comparto unas líneas de un libro de Oswald Spengler, ‘la Decadencia de Occidente’ que merecen la pena:

‘ Un hombre puede educarse para la física. El historiador, en cambio, nace. El historiador comprende las cosas y los hombres de un solo golpe, guiado por un sentimiento que no se aprende, que elude toda intervención premeditada y goza de la plenitud de sí mismo en harto raros instantes. Descomponer, definir, ordenar, circunscribir efectos y causas, eso puede hacerse siempre que se quiera. Es trabajo. Lo otro en cambio es creación. La fisonomía y la ley, la metáfora y el concepto, el símbolo y la fórmula, tienen muy distintos órganos. Así se manifiesta la relación entre la vida y la muerte, la generación y la destrucción. El intelecto, el sistema, el concepto, matan cuando «conocen». Hacen de lo conocido un objeto rígido que puede medirse y dividirse. La intuición empero, anima y vivifica; incorpora lo singular a una unidad viviente, íntimamente sentida. La poesía y la investigación histórica tienen entre sí un parentesco muy próximo, como el cálculo y el conocimiento. Dice Hebbel: «los sistemas no se ensueñan; las obras de arte no se calculan, o lo que es lo mismo, no se piensan». El artista, el historiador verdadero, contempla cómo las cosas devienen; revive el devenir en el rostro de la cosa contemplada. El sistemático, ya sea físico, lógico, darwinista o historiógrafo pragmático, conoce lo que ha sido. El alma de un artista es, como el alma de una cultura, algo que aspira a realizarse, algo completo y perfecto o, dicho en el lenguaje de una vieja filosofía, un microcosmos. El espíritu sistemático, apartado – abstraído – de lo sensible, es una manifestación tardía, estrecha y efímera que aparece en los estados más maduros de una cultura. Va unido al fenómeno de las grandes urbes, en donde la vida se condensa cada día más, y con las grandes urbes desaparece también. ‘

13 comentarios sobre “¿SON IMPORTANTES LOS CONOCIMIENTOS PARA LA VIDA?

  1. Muchas Gracias por este nuevo post, Victor.

    Aun no lo he podido leer con el tiempo y dedicación que merecen cada uno de tus textos.

    Solo te agradezco de antemano.

    Cuando lo lea como corresponde, volvere a hacer un comentario.

    Saludos

    Pat

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  2. Buenos días Víctor. Yo opino que si, que los conocimientos son importantes para la vida.

    Cuando yo le he pasado mal y me he sentido desmotivada de vivir la vida, me ha ayudado aprender cosas, y aparte de eso, yo creo que siempre he tenido una curiosidad innata por descubrir el sentido de la vida y la diversidad de la naturaleza.

    Pero a veces , lo más esencial, lo que verdaderamente necesitamos saber, no es tan fácil de averiguar .

    Yo creo que no deberías permitir que nadie te diga que no sirves, que no puedes conseguir lo que quieres , solo porque no tienes las titulaciones, el dinero o el trabajo adecuados, pero sobre todo no te lo debes permitir a ti mismo.

    Siempre es difícil, pero si lo intentas, quizás lo lograrás.

    Te mando un abrazo y ánimos.

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    1. Tienes toda la razón en que no debo abandonar, ni yo ni nadie, ninguna de las cosas que nos interesan, porque eso es lo que la sociedad promueve, que solo desarrollemos un 0,0001% o menos si puede ser de todo el potencial humano con el que nacemos, limitando ese rango de posibilidades a una cuadrícula, para que veamos como un privilegio trabajar en una hamburguesería o probando la eficacia de Fairy en Procter & Gamble. Además de eso tenemos que ayudar a los demás a conseguir todo lo que se propongan eso haría más fácil la vida de todos, pero cuando estás sin ayuda de los demás también puedes salir adelante.

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  3. Decía Femonoe «γνῶθι σεαυτόν». Saberse los propios límites, es decir llegar al punto de decir, con Sócrates, «ἓν οἶδα ὅτι οὐδὲν οἶδα» resulta crucial. Si los primeros filosófos se ocuparon del cosmos, y los sofistas se ocuparon de la política, parece que el problema central de la filosofía ha sido ése, el del conocimiento. La epistemología, la Wissenschaftslehre , se ha desarrollado especialmente en los últimos doscientos años. La ciencia cognitiva combina el legado filosófico, con las aportaciones de la antropología, de la lingüística, de la psicología. Es en la práctica neuromédica, por un lado, y en la construcción de la inteligencia artificial donde se foguean las diferentes teorías que buscan dar respuesta a la pregunta planteada en el post

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  4. Pienso que los conocimientos o mejor dicho la información (…debidamente analizada) si que es necesaria, pero deben ir inexcusablemente de la mano de la experiencia vivida; de lo contrario no son más que meros datos almacenados sin ninguna utilidad. En esta sociedad del conocimiento que vivimos, como estes desinformado, estás perdido, cualquiera te puede manipular a su antojo. De hecho los políticos lo hacen continuamente…

    Salud y un abrazo

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  5. La decadencia actual de occidente, lo que muchos han llamado crisis de valores, tiene mucho que ver con lo que experimentamos los jóvenes en la Europa actual, probablemente nuestros antepasados tenían las cosas claras sobre lo que querían en la vida, quizás algo más elevado que lo que aspiramos en la actualidad, aunque no puedo estar segura de ello.

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  6. Pienso como tú que los jóvenes estamos en una crisis de valores que incluso aún conservan personas de generaciones pasadas que aún están vivas, y que antes no es que las personas aspiraban a más, sino confiaban más en si mismas. Un gran problema del mundo de hoy es la frustración, las limitaciones que muchas personas ven por todas partes y la falta de posibilidades de lucha, porque combatir las situaciones difíciles es incluso más estimulante que vivir sin problemas ni complicaciones. Todo esto pasa porque en nuestra cabeza dependemos demasiado de las instituciones y de otras personas, y lo seguimos haciendo día tras día, esperándolo todo del Estado, de nuestra ‘educación’ o titulaciones, de nuestros jefes, de nuestros ‘amigos’ o conocidos… todo en vez de pensar en cómo hacer las cosas por nosotros mismos. Nuestros abuelos en general quizás pasaron tiempos más difíciles, o quizás no, pero en todo caso sabían luchar, y eso es lo que muchos de nosotros hemos perdido, no todos, pero sí muchísimas personas.

    Pero no pensemos que esto es algo que solo pasa ahora. Por ejemplo en el libro que me estoy leyendo ahora cuenta cómo las culturas son como seres vivientes, y que ha habido otras que han atravesado fases ‘seniles’ y lo ejemplifica con el estoicismo y el cinismo de los griegos y romanos, o el budismo en la India. Dice que cuando una cultura humana explota todas sus posibilidades y llega a su cima, llega una fase en la que ya no puede innovar, ni crear nada nuevo. Puede ser eso lo que está pasando ahora.

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  7. JÓVENES ANCIANOS Y ANCIANOS JÓVENES

    17 de julio de 2006. Antonio García – Trevijano

    En la sociedad repleta de información y espectáculo, la edad deja de ser criterio de capacidad y, como el sexo femenino, adquiere valor «per se». La sabiduría no es fruto de la experiencia. Las innovaciones tecnológicas dejan en la cuneta del progreso saberes acumulados durante generaciones. Y la sociedad civil pierde en sentido común y coherencia lo que gana en sentido práctico y contradicción. La adaptación al medio, como en los ancestros de Atapuerca, arrincona en brasas de invierno los ideales de juventud y las memorias de la vejez. En la transición del presente al presente, en un mundo sin causas, el talento, la historia y la novela pierden su razón de ser.

    Ante un ordenador, los niños tienen mil años de curiosidad desordenada en sus cabezas ágrafas. La inteligencia no aumenta con la edad, solo se especializa y limita su desarrollo. La juventud vive dramas que no padeció antes. No los de la natural incomprensión de los mayores. Sufre la injusticia de ver apartada su mayor habilidad técnica, de un mundo profesional de expertos en pericias de dominación. Donde no hay sitio para la sabiduría, la juventud se desarraiga. Pero si la tecnología impera, y lo joven se pone de moda, la juventud ocupa los puestos de mando. Bajo la Monarquía de Partidos, como en las empresas de comunicación, se busca lo joven en caras de corazones viejos. La sangre del frente de juventudes se inyecta gota a gota en los partidos, a cambio de promoción social. La juventud partidista, en nombre del orden o del progreso, renueva la ideología de la resignación. El conformismo, no las arrugas, la envejece.

    La juventud y la ancianidad no se relacionan en una sociedad que funciona como una compañía anónima, cuyo consejo de administración (partidos, sindicatos y oligarquía) conspira para impedir que lo auténtico entorpezca la circulación de riqueza, honores y empleo entre accionistas que renuncian a la selección de la libre competencia y abdican de la cultura.

    La juventud inconformista y la jubilación anticipada permiten el consenso de ese brutal reparto del beneficio social. Aquélla desprecia los costos de las generaciones que lo acumularon. Y ésta, como clase pasiva, se resigna a morir para aliviar la carga de las pensiones, que preocupa a un consejo de administración de siglas, y no de personas. El inconformismo de la marginación política y la jubilación en plena juventud mental, si no participan en la acción liberadora de sus energías, a la que están convocados como miembros activos de la sociedad, seguirán legitimando el sistema monárquico que los excluye de una vida social creadora. Pues la esencia de la edad, como dijo Emerson, solo está en la inteligencia.

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      1. No tenemos que conformarnos. Pese a todo podemos usar nuestra creatividad de muchísimas formas, y luchar contra ‘el sistema’ también. Hay muchas dificultades pero decir que ‘no podemos hacer nada’ es simplemente equivocarse del todo. El camino es el contrario.

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  8. El mayor problema que veo es que somos débiles . Necesitamos fortaleza.

    Alejados de la naturaleza, donde no podríamos sobrevivir sin la tecnología.

    Todo está basado en poblaciones sociales y en tecnología, aunque esto es característico de los humanos, pero nos hace débiles.

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    1. Para mí lo que realmente nos hace débiles no es ni la falta de tecnología (tenemos a tutiplén) ni nada de eso, lo que nos debilita es nuestra manera anti-natural de vivir, yo pienso que nuestra especie de manera natural se agruparía en grupos (los antiguos clanes, tribus, etc) de unos 40 individuos, tal y como andaban por ahí los neandertales. Ahora los grupos que se mantienen son las familias (y hasta eso lo están intentando romper y eliminar, para conducirnos a algo similar a ‘Un Mundo Feliz’ (si no has leído este libro te lo aconsejo, es muy fuerte, y desde mi punto de vista, está mucho más cerca de las tendencias actuales que el otro famoso de ‘1984’ que se basa en una dictadura infame de la que todos se dan cuenta). Pero a veces las familias no son lo mejor que digamos, a veces son geniales, te ayudan, te escuchan, otras veces ocurre exactamente lo opuesto. Huxley mucho después de escribir un Mundo Feliz (Brave New World) hizo unas reflexiones que se llaman ‘Nueva Visita a un Mundo Feliz’ te recomiendo que lo busques también. Es impresionante.

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