UNA SOCIEDAD DEL DESÁNIMO. (PARTE VI)

Hola, como otras veces intentaré dar mi visión personal de la sociedad intentando utilizar para ello cosas que realmente suceden, que no lo son todo, pero que ahí están sin ninguna duda. Lo que nadie puede dudar es que vivimos en un bombardeo de negatividad, no solo por parte de los medios de comunicación, sino que el modelo social tiene maneras muy sutiles de verter, como veneno en nuestros oídos, ese mensaje de que ‘no podemos ir por tal camino’ o ‘eso es demasiado difícil’ o ‘así no llegarás a ninguna parte’ o ‘estas son tus verdaderas capacidades’ o ‘ser un genio es cosa de unos pocos’… Seguro que me podéis decir cientos o miles de este tipo de ideas limitadoras, auténticos cercos para una vida humana libre. Por todas partes se remarca el mal como en negrita, en letras relampagueantes para que se nos guarde bien a fondo su poder y nuestra impotencia frente al mismo. Este es el peor remedio para salir de las situaciones difíciles por las que está pasando tanta gente en estos tiempos, y lo último que deberíamos hacer si queremos solucionar nuestros problemas y llegar a aquellas cosas que nos propongamos lograr. Por eso quiero hacer este artículo, y te pido que lo difundas todo lo que puedas.

Para que una persona se vea derrotada y solamente le quede esperar que la suerte cambie, tiene que estar realmente como un barco sin velas, a la deriva, confiando que el viento lo llevará a tierra. Pero somos animales, tenemos impulsos de superación, no es posible que una persona no se haya dado cuenta de que existen remos en los camarotes inferiores del navío. ¿O sí es posible? Creo que eso es justo lo que está pasando muchas veces en nuestro entorno urbano del siglo XXI o como lo queráis llamar. Y ocurre tanto a nivel social como individual, porque lo social no es más que el sumatorio de la situación interior de muchas personas.

d8e78b1020576e89f2ce64197fc05cb5.jpg

Todo el mundo necesita su espacio de creación y su espacio de exploración. En tiempos difíciles solamente el esfuerzo humano ha llevado a verdaderas soluciones, nunca los rezos, las oraciones o las súplicas. ¿Qué puede llevar a alguien a la desesperación o al derrotismo, a no querer o creer que no puede solucionar algún problema? Solamente dos cosas. La primera, y lamentablemente muy frecuente, la ignorancia. Simplemente, sucede cuando nos dejamos llevar por ‘las malas lenguas’ que hoy conocen tan bien la mentalidad humana que han alcanzado una eficacia enorme. Ellas nos engañan, haciéndonos creer ideas falsas, que dejarían como un aprendiz al peor de los consejeros. Y utilizan el mejor disfraz, muchas veces vienen de aquellos que realmente se preocupan de nosotros, amigos, gente cercana, porque es desde donde menos sospechosas parecen, y lo hacen sin mala intención por estas personas que a menudo realmente nos quieren. Nuestra actitud cotidiana y personal es mucho más condenable que toda la corrupción política.

El segundo motivo es que realmente no existan posibilidades de lucha, y esto si lo piensas, es verdaderamente grave. Tenemos un deseo de supervivencia y de superación de cualquier conflicto o problema que nos surja por delante. Nos gusta el esfuerzo necesario, porque nos genera felicidad. Eso quiere decir, que si una persona no lucha ni hace todo lo posible no solamente por sobrevivir, sino por conseguir todo aquello que desea ver realizado y que le motiva, es porque realmente no puede. Su espacio de creación ha sido anulado por completo. Esto solamente es posible de una manera deliberada e intencionada. Esto no depende de la persona, sino que es provocado a propósito por todo el entorno en el que vive. Tiene por fuerza que haber sido estudiado y promovido, y tiene que mantenerse constantemente para que ese espacio no se abra, no se amplíe. Esto implica un grado extremo de rechazo, una especie de encarcelamiento urbano al que nos hemos acostumbrado para muchas cosas. Pero no vivimos en 1984 de Orwell. Sabéis, la propaganda de que vivimos en un mundo libre triunfa porque somos nosotros mismos quienes nos ponemos barreras, quienes esperamos que nos lo den todo hecho en vez de confiar en nuestro esfuerzo y práctica. Acepta la realidad tal cual está, ese es el lema del siglo XXI, el antiguo estoicismo resurge y se impone nuevamente, adaptado a los tiempos de ahora y con palabras nuevas, pero con las mismas ideas de fondo.

Estamos muy lejos de entender de qué realmente somos capaces, cunde el desánimo y nos creemos limitados cuando realmente no hay nada que nos impida superarnos y llegar más lejos, si lo ponemos todo de nuestra parte. Pero muchas personas siguen hundidas, caen en rutinas, y como elixir distractivo para la inevitable depresión que eso causa, la sociedad ofrece toda una industria del ocio y la tecnología. Mientras ven horas de televisión, preparan inconscientemente explicaciones para aceptar sus fracasos, sus proyectos mantenidos en eterna hibernación, esperando germinar, cuando un sol queme esos pensamientos estáticos diseñados para durar hasta la muerte.

Postdata: esta sería la sexta parte de la serie sobre ‘Cómo empezar a cambiar el mundo’ :

3 comentarios sobre “UNA SOCIEDAD DEL DESÁNIMO. (PARTE VI)

  1. Que conexión hemos tenido hoy Víctor, porque yo he pensado también en todo esto.

    De hecho acabo de leer esto ahora mismo, pero ya te escribí hace un rato , y también te hablo de estas cosas .

    Te prometo que lo difundiré lo mejor que pueda.

    Me gusta

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Imagen de Twitter

Estás comentando usando tu cuenta de Twitter. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s