No creo que podamos conseguir que el inconsciente no controle nuestra vida, gran parte de la infelicidad y de los fracasos, de hecho, se producen por no dejarle actuar y guiarnos. En el inconsciente están todas nuestras capacidades y talentos, que son muy superiores de las que podemos conocer o utilizar de forma intencionada. Las creencias e ideas programadas, son almacenadas en la memoria, y nos volvemos «conscientes» de la «realidad» de esta manera.
El consciente quiere tenerlo todo bajo control, por eso quiere abarcarlo todo, no dejar nada en el tintero. El inconsciente, en cambio, ya tiene el control. El consciente recurre al inconsciente que es mucho más poderoso, cuando no está condicionado. Cuando los pensamientos e ideas preconcebidas ponen obstáculos, no podemos acceder a todo el inconsciente ni seleccionar lo mejor de él. Esas ideas se sacan de la memoria y el recuerdo fundamentalmente. Por ejemplo la conducción es mucho más eficiente cuando se hace de forma inconsciente, que cuando empiezas y tienes que estar atento a todo. El «piloto automático» de nuestra mente hace las cosas mucho mejor. El miedo focaliza nuestra atención en detalles, perdiendo la visión de conjunto de una situación.
De todo lo que reciben nuestros sentidos (ver, oír, oler, tocar…) solamente una parte mínima se hace consciente, a menos que aumentemos el nivel de atención. Pero el inconsciente sí está gestionando toda la información, cribándola y generando respuestas de todo tipo, todo el tiempo. Por eso es tan eficaz y seguro. Somos nosotros los que nos predisponemos al fracaso, con nuestros prejuicios que no dejan que toda nuestra capacidad se desarrolle. Tenemos en nosotros un potencial capaz de sobrepasar cualquiera de los dificultades de nuestro entorno, y de superar los azares que ocurren a lo largo de la vida.
La verdad estamos demasiado oprimidos o que se yo… a mi me llaman inconsciente…pienso que no es bueno, en fin cómo siempre un placer tus enigmas.
Un saludo
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Bueno, también quieren que estemos siempre pensando en lo oprimidos y lo débiles que somos, y es verdad que hay injusticias y que el vivir en una sociedad de hiperproducción mercantil y del consiguiente hiperconsumo de esas mercancías no es nada buena, y nos sume en sentimientos de impotencia, debilidad y frustración, y nos aísla unos de otros.
Pero, a pesar de todo eso es mejor centrarnos en lo bueno, en lo que sí podemos hacer, en mejorar personalmente, hacer crecer nuestra conciencia de dónde estamos y, si es nuestro deseo, ayudar a que otros sean más conscientes. Yo sí tengo este anhelo muy fuerte, en la sangre, de contribuir a que otros, mientras sean personas que escuchen y tengan curiosidad, aumenten su toma de conciencia de ciertos temas, algo que es mucho más profundo que la simple adquisición de conocimientos.
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Eso está muy bien, que siempre hayas querido ayudar a los demás y hayas contribuido a ello.
Todos fracasamos alguna vez, pero lo importante es recuperarse y no caer en la infelicidad .
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