EL PILAR DE NUESTRA SOCIEDAD.

Muchas veces me pregunto qué nos ha traído hasta aquí. Leemos en las novelas historias de heroísmo, de seres independientes, de valientes personajes que alcanzan metas insospechadas, o que no toleran la injusticia, de nobleza e ideales. Vemos en los libros pensamientos muy profundos, filosofía, alma. Vemos belleza en los antiguos edificios. ¿Queda algo de esto en el día a día, en las calles? Lo cierto es que esto sigue siendo parte de nosotros, de nuestra naturaleza, pero ha sido casi completamente eclipsado por un modo de vida muy concreto y específico, promovido desde todos los ángulos, a todas horas y sin freno. El motivo de que este particular y muy reciente modo de vida sea fomentado a tal escala por la sociedad contemporánea, es más ideológico de lo que parece. Es el molde ideológico de nuestras vidas.

Pronto será revelado (está a ojos de todo el mundo) cuál es la finalidad por la que vivimos de esta manera. La pregunta es ¿cómo vivimos?

Hay una actividad que predomina por encima de todas las demás: el consumo de mercancías estandarizadas. Esta mercancía puede ser algo material como un coche, algo calificado como un servicio, como un curso de una academia, o un corte de pelo, o bien algo financiero, por ejemplo un préstamo o un seguro. Prácticamente la totalidad de la población necesita de un trabajo asalariado en el que producirá o ayudará a producir o suministrar alguno de estos productos o servicios estandarizados. El avance de cada una de las industrias ha generado un nuevo tipo de actividad que le corresponde directamente. Por ejemplo, el desarrollo de la industria del automóvil ha generado la actividad de conducir, y la presencia exorbitada de coches, motos y demás vehículos motorizados que experimentamos hoy. El desarrollo de la industria turística ha generado toda la afluencia de turistas que hoy en día es posible observar, un fenómeno prácticamente nuevo no anterior al siglo XVIII, y que he calificado en este blog como una prostitución de la cultura. A estas actividades se las conoce como trabajo fantasma (un trabajo no habitualmente reconocido ni contabilizado, y que no recibe remuneración). Entre los trabajos fantasma más típicos se encuentran las tareas domésticas y el hacer la compra.

Tanto el desarrollo industrial como el del inevitable trabajo fantasma que le corresponde, han ido sustituyendo prácticamente por la fuerza, al modo de vida basado en una economía de subsistencia, donde lo necesario se produce por las mismas personas que lo necesitan, a veces el en propio hogar. Aunque usted no se lo crea, esto era lo normal en la edad media europea.

El «progreso» o «desarrollo» ha sido promovido desde los años 60 especialmente como algo positivo, pero ignorando deliberadamente a aquellos que advertían que quizá no era algo tan bueno. Pensad una cosa: ¿sería posible el desempleo si las poblaciones tuvieran acceso a sus propios medios de vida? En efecto, quitar los medios de vida y sustituirlos por la compra de mercancías estandarizadas ha sido uno de los objetivos de este ideal tan defendido por políticos y economistas en todo el planeta.

Esto no se limita a lo puramente económico, sino que ha cambiado literalmente la psicología de la población, especialmente la que vive en ciudades. Es hora de que se sepa cuál es la explicación de que hoy la vida sea tan difícil, de que haya no solo miseria y hambre (que también han existido en otras épocas) sino una separación tan abismal de unos a otros que nos aísla, y una situación en la que apenas se puede contar o confiar en nadie. No es que seamos peores personas, sino que han creado un entorno idóneo para que se produzca este comportamiento de unos hacia otros, esta sordera colectiva.

Volvernos tan dependientes a todos los niveles no es casualidad, es un modo de reducirnos a la impotencia, a no saber qué hacer por nosotros mismos, ni siquiera en las situaciones más cotidianas o más urgentes. Acostumbrados a que todo esté hecho, igualmente esperamos que todo sea hecho por nosotros. Esta es la ideología que se ha hecho realidad en el mundo.