Quiero hablaros sobre el compostaje y explicaros cómo se puede hacer. Me gustaría poder ofreceros imágenes o vídeos hechos por mí, mostrando cómo yo mismo he elaborado compost o abono orgánico aunque sea a una pequeña escala, pero no me ha sido posible hacerlo y sin embargo, creo urgente empezar esta nueva serie de artículos que hablarán de cómo alcanzar la autosuficiencia. A partir de ahora voy a centrar este blog mucho en este sentido. Volvernos autosuficientes es fundamental para obtener nuestra soberanía como seres humanos, y nuestra libertad. Además, es más que probable que sea cuestión de vida o muerte en un futuro cercano, en especial porque seguramente esta civilización está llegando a un límite, que sin duda no podrá sobrepasar y cuando eso ocurra, empezará a declinar y se derrumbará. Lo que pasará entonces es que los servicios empezarán a escasear y cuando eso afecte a los servicios básicos como electricidad o agua, la gente se quedará sin ellos. Las personas que no tengan un medio de vida autosuficiente, simplemente morirán por enfermedades, desnutrición, etc. No es posible saber cuándo pasará esto, pero veo como algo muy probable, y casi inevitable que ocurra.
Estaría muy bien que si sabéis algo sobre compostaje o lo practicáis pongáis toda la información posible o vuestra experiencia con imágenes, etc, para los que aún no sabemos.
El compostaje es una de las cosas más importantes ya que sabiendo hacerlo obtendremos nuestro fertilizante a partir de restos de materia orgánica (vegetal o animal).
En primer lugar, cuando uno hace agricultura (se entiende que orgánica), no hay que alimentar a las plantas en si, sino al suelo donde éstas crecerán. Se puede fertilizar con estiércol de animales, o con restos de hojas por ejemplo, echados en el suelo y enterrados, con el tiempo se digerirán. Pero esto tiene varios inconvenientes. Primero, el estiércol es frecuente que atraiga a las pulgas. En cuanto a restos de vegetación, pueden llevar plagas, ya sean bacterias, hongos, virus o huevos de insectos.
Todo esto se resuelve mediante el compostaje. Esto consiste en amontonar la materia orgánica de forma que con el tiempo se degrade con la acción de hongos, bacterias y lombrices. La mejor lombriz es sin duda la lombriz roja californiana, pero hay otras que pueden participar. Por eso se distingue entre el compost y el vermicompost (que es hecho con la lombriz roja específicamente). El compostaje convierte estos restos en un material muy rico en materia orgánica, pero a la vez más suelto, más estable, y más limpio que los restos de inicio. También de menor volumen.
Hay dos formas básicas de crear el compost. La más sencilla es simplemente amontonar la materia en un lugar, lo que se conoce como montón. La segunda es, fabricar arcones, que son recipientes construidos a base de madera curada, ladrillo o cemento, que pueden taparse, dentro de los cuales se elaborará el compost.
En cualquier caso hay que tener siempre en cuenta una serie de variables. Las más importantes son la temperatura y la humedad, sin duda ninguna. Las bacterias y hongos son más activos a unos 60 grados C, y el proceso puede alcanzar los 80 grados C, lo cual se nota por la emisión de un humo blanco. La temperatura indica el grado de actividad. Si es alta, es que el compostaje está realizándose. Si es baja, hay falta de actividad. Esto último puede deberse tanto a una falta de aireación como a una falta o exceso de humedad. Para aportar oxígeno (ya que el compostaje es un proceso aerobio, debe tener siempre oxígeno o se pudrirá) se revuelve con una pala. La humedad se nota de la siguiente manera: si al cogerlo el compost rezuma agua, es que tiene un exceso de la misma, lo cual se puede resolver añadiéndole paja, serrín, u otro material seco. Si está muy seco, se notará que el material está fragmentado y emite polvo. Esto requiere de un riego. El compost debe regarse siempre que se voltee y siempre que se note falto de actividad.
El compostaje atraviesa una fase mesófila (hasta unos 45 grados C) luego la termófila, que es la más activa (hasta los 80 grados C) le sigue una etapa de estabilización donde se enfría, y termina con la fase de oreo o maduración. En realidad, cada vez que se voltea o airea, se produce un enfriamiento y luego vuelve a calentarse. Los 3 meses se considera el mínimo para obtener un compost, pero si uno quiere que sea realmente bueno, debe dejarlo 5 o 6 meses: así se producirán los ácidos húmicos, y unas sustancias antibióticas que lucharán contra las enfermedades de las plantas. De esto se encargan los actinomicetos y son los que dan el típico olor a suelo fresco.
Los materiales también son muy importantes. Un buen compost, según se estima, debe tener una determinada proporción entre carbono y nitrógeno. La relación óptima es de 30 a 35, es decir, de 30 a 35 veces más carbono que nitrógeno. Esto se consigue a ojo con la práctica, pero se puede analizar y calcular previamente con unas tablas que indican la proporción de C y N de los distintos materiales. Como ejemplo, la paja sería muy rica en carbono, y el estiércol muy rico en nitrógeno.
Genial el articulo. Tenemos que readquirir el poder que nos han quitado infantilizándonos !
Me gustaMe gusta
Buen artículo para concienciar sobre la utilidad de la agricultura orgánica y la forma de reutilizar desechos orgánicos.hay muchos manuales sobre el tema, aunque lo básico ya lo apuntas en el artículo.Se pueden citar algunos para completar la información, como este: http://www.permacultureeden.com/2015/11/compost/?lang=es
Me gustaMe gusta
Me ha parecido gracioso a la vez que útil este truco para hacer fuego ahí os lo dejo:
Me gustaMe gusta
Me gustaMe gusta
En mi pueblo(Ayora), están realizando un programa de compostaje y está funcionando bastante bien, en Internet puedes encontrar información «ayora composta»
Me gustaMe gusta
Me gustaMe gusta