Buenos días, quería transmitir esta vez una reflexión sobre algo que me llama realmente la atención, creo que una gran mayoría de la gente no es muy consciente de esto. Y sin embargo se trata de algo que debería ser básico, para cualquier persona que se precie de inteligente. Todos sabemos que los verdaderos amigos se pueden contar con los dedos de una mano, y esto es así para cualquier ser humano, tal vez incluso sin excepción, ¡quizá esto sea un recuerdo de nuestro modo de vida ancestral, cuando no vivíamos en grupos numerosos como hoy, sino como máximo de 100 individuos!
Lo que de verdad sorprende y llega hasta a helar la sangre y el ánimo es que, lamentablemente, no son muchas más las personas con las que se pueda tener una comunicación en el genuino sentido de la palabra, quizás no se puedan contar con los dedos de ambas manos y pies. No se trata ya de que haya aprecio o mutua estima, sino simplemente respeto, sensatez y coherencia en lo que se dice. Desde mi punto de vista, relacionarse con otros seres humanos solo merece la pena en el caso de que exista un cierto intercambio de cosas valiosas y positivas para los unos y para los otros, un dar y recibir que beneficie a todos, que genere buenos sentimientos, que ayude, o que transmita simplemente una buena energía o vibración, como suele decirse.
Esto es algo que ha de ser realizado de forma consciente e intencionada por ambas partes, porque de lo contrario, se caería en algo tan insensato como decir cualquier cosa esperando que al otro le interese, normalmente para alimentar una soberbia o engreísmo. Son muchas las personas que, sin preocuparse de si un cierto tema o asunto te interesa o motiva ni lo más mínimo, te hablan de ello. Quienes esto hacen, no es por sondear, pues continúan haciéndolo de forma prolongada en el tiempo, sin preguntarte antes, sin detenerse en comprenderte. Tratan de imponerse, de quedar bien, y por supuesto no aceptan críticas. Incluso, pueden llegar a suscitar lástima si no se les atiende, ¡siendo como son aparentemente incapaces de cambiar su modo de actuar!
Para comunicarse de un modo sano, placentero, inteligente y realmente respetuoso, es imprescindible tener en cuenta al otro, y que esto sea mutuo por ambas partes. Muy lejos de esto, vivimos en la tiranía del quedar bien, en la cual salirse más allá de ciertos límites prestablecidos, prefabricados por los grandes medios de incomunicación (así los califico) o de ciertos patrones colectivamente validados por la sociedad (inducidos en realidad por solo unos cuantos, como bien dice Edward Bernays en su obra ‘Propaganda’) significa que la comunicación se frena en seco, se paraliza, no prospera. Es obvio que la cordialidad y el respeto imponen sus límites, los cuales son racionales, lógicos. Sin embargo, no me refiero a esas fronteras que la dignidad y la inteligencia determinan, sino a aquellas que se salen simplemente de una estupidez rutinaria, de lo que hablan las masas por todas partes porque están programadas colectivamente para hacerlo. Muy escasas son aquellas personas con las que se pueden entablar conversaciones que llenen, en las que no haya la intención expresa de quedar bien, en las que no se recurra a la memoria para el recuerdo de ‘mensajes enlatados o convencionales’.
Puede identificarse además a una persona soberbia porque es incapaz de aceptar o tolerar cualquier crítica. Ante un desacuerdo, esta persona responderá lo que sea para estar por encima, para autojustificarse, incluso cuando lo que hace o dice es despreciativo, insultante, o simplemente fruto de la ignorancia (de la cual es muy difícil sacarles, ya que nunca rectifican). O si no responde, cambiará de tema, eludiendo lo que se les ha intentado hacer ver, o la comunicación cesará en muy poco tiempo. Estas personas, o estas actitudes, no merecen la pena. Por desgracia, son tan frecuentes en la sociedad actual que parece inevitable toparse con alguna todos los días. El único modo de evitar esto es rodeándose el máximo de tiempo posible de gente buena, que aporte realmente cosas de provecho o simplemente agradables, y tratando de compensar una balanza que en esta sociedad en que vivimos, lamentablemente, se inclina mucho hacia la estupidez y la prepotencia.
¿Qué pensáis vosotros de todo esto, cómo lo vivís desde vuestra perspectiva?
Sí, concuerdo totalmente con todo lo que dices. Por muchos años tuve una relación amistosa con una amiga, ella había sido mi amiga desde los 14 años, pasamos casi toda nuestra adolescencia juntas. Todo ese tiempo creía que sería mi única amiga en años. Con el paso del tiempo nuestras perspectivas de vida se fueron diferenciando de una forma abismal. Por momento intenté renunciar mis convicciones para poder seguir en pie la amistad pero todo se tornaba frío y seco. Ya hace muchos meses que no sé de ella. Nos alejamos sin decir nada, creo que el silencio de ambas fue revelador, o es lo que supongo yo. Es importante dejar a un lado las amistades tóxicas, más cuando se trata de personas modernas y vacías que giran alrededor de la mediocridad de las modas.
Saludos!
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He cambiado de localidad y domicilio varias veces. La última fue a un pueblo, de menos de 20.000 habitantes. En éste último lo más irritante fue el sondeo de la gente. Quieren saber sobre ti pero les importas un comino.
Las relaciones sociales para mí se basan en el respeto y aprecio a los que te rodean, no me importa el nivel cultural. Tomar un café con un matrimonio de jubilados me sienta muy bien, noto reciprocidad. De vez en cuando me llama una amiga de conversar más complejo, y disfrutamos.
Hace poco me entristecía lo cotilla y lo aparente. Ahora estoy más centrada en lo importante.
Mando ánimos y fuerzas para seguir adelante en este mundo que no tiene aspecto de mejorar.
Un saludo
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