Una de las bases del cristianismo, de ahí su nombre, es dar una importancia y atención a las (supuestas) palabras de Jesús de Nazareth, un profeta de origen judío, como si fueran más valiosas o relevantes que las de muchos filósofos, sabios o pensadores que ha habido en este planeta. Todo esto se justifica en que ‘sus palabras proceden del dios judío Jehovah o Yahveh’. En primer lugar, nada nos asegura que las palabras que aparecen en la Biblia, en el nuevo testamento, sean las que realmente pronunció esta persona, ya que ese libro no fue escrito ni redactado por el propio Jesús (es más, los capítulos que hoy conforman la Biblia son resultado de una recopilación de la que fueron excluidos muchos otros, llamados apócrifos). En segundo lugar, nada hace pensar que el dios judío Yahveh tenga por qué ser, como ellos proclaman, el único verdadero, y todos los demás ‘falsos’, lo cual proviene de un falso concepto de lo que es un dios. En las religiones indoeuropeas (esto incluye tanto a la religión hindú como al paganismo europeo, y también a los egipcios, babilónicos…) los dioses no eran considerados seres reales, exteriores a nosotros, que habitan en algún lugar específico que no podemos ver y que lo controlan todo a su antojo. Los dioses eran símbolos de lo que realmente era digno de admirar: la Naturaleza. Es por ello que existía un dios del Sol, llamado Helios, otro para el fuego (Vulcano) otro para los océanos (Neptuno), una diosa para los bosques y la caza (Artemisa), otra diosa para el amor y lo sexual (Venus o Afrodita), otro dios para la armonía y la belleza en el arte (Apolo), incluso dioses para emociones como el miedo (Pan) o virtudes como la sabiduría (Atenea o Minerva para los griegos, u Odín para los nórdicos). Se creía que estos dioses eran la vía de ponerse en relación con todos esos elementos, de forma que nos favorecieran, pero de ningún modo que fueran seres reales o físicos con formas humanas o animales. Este es un concepto principalmente judío y monoteísta. Y al igual que esto, los acontecimientos de la mitología no se consideraban hechos históricos sino metáforas que hay que analizar para descubrir su auténtico significado. Por poner tan solo un ejemplo, el mito dice que la diosa Atenea nació de un hachazo en la frente de Zeus, brecha de la cual nació la diosa. ¿Qué significa esto? Pues seguramente, que la sabiduría (Atenea es la diosa que la representa) nace de los duros golpes de la vida. Si se analizan otros mitos pueden sacarse lecciones o aprendizajes similares.
El cristianismo es una religión de origen judío, es más, puede decirse que en un principio era una variante más de la religión judía. Una de las características del pueblo judío es que consideran a todos los demás pueblos humanos bajo una misma categoría, los gentiles o en su lenguaje, los ‘goyyim’. Es algo similar a los gitanos, que llaman payos a quienes no pertenecen a su etnia. Los judíos tienen una religión con muchísimas normas, que requieren para aprenderlas un largo proceso de adoctrinamiento por parte de los rabinos, en el entorno de las sinagogas. Los judíos se plantearon, quizás por venganza por haber sido conquistados por los romanos, expandir su religión por todo el planeta, pero eso no era fácil porque en su religión había normas muy enrevesadas, y muchas cosas que no eran aceptables para el resto de pueblos, entre ellas la circuncisión del pene de los recién nacidos, la prohibición de comer cerdo, las complejas normas del Sabbat (el sábado, día festivo de origen judío). Con el tiempo descubrieron que, si simplificaban en extremo su propia religión, quitándole lo que pudiera ser inaceptable, podrían expandirla más fácilmente. Esto fue realizado por Pablo de Tarso, el cual, en el concilio de Jerusalén del año 50, eliminó la circuncisión, la prohibición de comer cerdo y las normas del sábado. En lugar de ello, el cristianismo adoptó una serie de rituales muy sencillos: el bautismo, ir a misa, la eucaristía o división del pan, los rezos. Cosas que eran fácilmente asumibles por todo el mundo. Con esto, el judaísmo bajo un nuevo nombre podía ser aceptado por millones de personas, y como tal se fue planteando. El cristianismo se convirtió en una auténtica empresa al estilo moderno, con sus departamentos de recursos humanos, de finanzas, de marketing, comercial, administrativo, etc. A día de hoy, puede considerarse la empresa que más éxito ha tenido en la historia de la humanidad.
Pero centrémonos en la figura de Jesús de Nazareth. Lo más conocido y cacareado por los cristianos es su sacrificio en la cruz, según dicen ellos, por toda la humanidad. En realidad, no fue la única persona que los romanos crucificaron. ¿No fue aún más importante lo que trató de hacer Espartaco, que pretendió liberar al imperio romano de la esclavitud? También él y muchos miles de esclavos más fueron crucificados, sufriendo lo mismo que en teoría sufrió Jesús. ¿Por qué no se le alzan iglesias a Espartaco, por qué no se le reza o se cree ciegamente en sus palabras por haber sido crucificado?
Podemos analizar también el mensaje de Jesús. Los cristianos creen por ejemplo en la existencia del alma, pero esto no es nada nuevo. Nuestros antepasados europeos ya creían en la inmortalidad del alma y en un ciclo de reencarnaciones. Para comprobarlo, podéis leer los diálogos el Fedón y Apología de Sócrates, escritos por Platón entre 300 y 400 años antes de que Jesús naciera. Textos aún más antiguos lo atestiguan. Jesús hablaba según la Biblia de amor al prójimo, algo que filósofos como Epicuro de Samos ya defendían en su época. Lo característico de Jesús son en cambio sus amenazas contra todo el que no crea en él, así como prometer la salvación a cualquiera que crea en él (dos caras de la misma moneda). Y la afirmación de que Yahveh es el único dios verdadero: ¡y nadie se da cuenta de la soberbia de esta afirmación! Esto es lo que está detrás de la enorme violencia y dogmatismo ejercido por los cristianos a lo largo de la historia, y sí, viene ya en la Biblia. Estas son palabras de la epístola a los corintios de Pablo de Tarso, invitando a los corintios a abandonar sus dioses tradicionales amenazándoles con que son cosa inmunda y puede perjudicarles:
Por otro lado, los cristianos lanzaban mensajes bíblicos pensados por auténticos estrategas del marketing en aquellos tiempos, en los que hacían parecer que solo creyendo ciegamente en Jesús uno puede salvarse, aprovechando así sentimientos que muchas personas sienten: desesperación, angustia, culpa, soledad, vacío interior, y otros muchos, para convencerles de que el cristianismo puede llenar y cubrir todo eso. Por ejemplo aquí, en Mateo:
O traducido a palabras más actuales:
En líneas generales, el cristianismo aún hoy en día, es una religión que se atribuye la exclusiva de todas las cosas buenas: el amor, la paz, la solidaridad, el apoyo mutuo, el sentimiento de comunidad, el respeto, la verdad… Como si esas cosas solo pudieran obtenerse siguiendo a Cristo. Con esto, el cristianismo ha tratado siempre de anular el raciocinio humano: hay que abandonarlo todo por la fe ciega. Hay que dejar de pensar por uno mismo. Y es que, es la duda lo que nos hace inteligentes, no creernos todo lo que nos dicen, para tener pensamiento propio y no limitarnos a absorber y repetir lo ajeno. La fe nos vuelve ignorantes, porque nos impide dudar, hacernos preguntar y llegar a conclusiones cada vez más complejas. La arrogancia de los cristianos cuando asumen que ellos tienen la verdad absoluta es inmensa, pues pensad que la realidad es tan inmensa y tan compleja, que entenderla completamente es algo que ningún ser humano podrá realizar nunca. Solo mediante la duda podemos un poquito acercarnos, pero siempre seguiremos siendo ignorantes si comparamos lo que sabemos con la realidad. Nuestro cerebro no tiene capacidad suficiente. La buena noticia es que llevamos la Naturaleza dentro de nosotros, somos parte de ella. Es por ello que los antiguos dioses deben ser tenidos en cuenta. En la moderna civilización mercantil e industrial, no tienen cabida dioses que representan y obligan a considerar la Naturaleza como algo sagrado e intocable, con lo que deberíamos vivir en armonía, y esto es algo que no encontraréis en el cristianismo desde luego, una religión del desierto (como lo es el Islam también, pues el Islam deriva del judaísmo).
Como el Soma de «un mundo feliz» de Aldous huzley, el fútbol (con respecto a quien le guste) y el salseo (sensacionalismo o prensa rosa) es el opio del pueblo (manipulado)
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http://www.elgranenganyo.com
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PERO DIOS ES EL DIOS SUPREMO DEL UNIVERSO COMO NOS CONTABAN LOS CURAS EN EL COLE
O SOLO EL DIOSECITO CAPRICHOSO JUDIO YAHVETH DIOS DE LAS MONTAÑAS Y LOS DESIERTOS
NO ESTA CLARO ESO!!!!
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El dios cristiano y el judío son exactamente el mismo, y es una mera creación de los rabinos judíos hace miles de años.
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