DIVIDE ET IMPERA.

Inevitablemente, todos nos decantamos por un determinado bando en cuestiones políticas e ideológicas de toda índole, es algo natural. Y es algo que saben también las élites globalistas que están condicionando a la sociedad humana en todo el planeta hacia sus intereses exclusivos y particulares. Saben que ante un determinado líder de opinión, tendemos a seguirlo en base a nuestras ideas, y que nos ponemos en sus manos, esperándolo todo de ese líder antes que de nosotros mismos. Saben que si provocan un determinado conflicto, habrá una respuesta que surja automáticamente como oposición a ese factor discordante. Y saben que esto es algo que no tiene límite alguno: si potencian este tipo de conflictos entre una población o un país, sus habitantes se dejarán llevar por sus propios deseos de desahogo, de participación en algo colectivo, de frustración tanto personal como con la sociedad en la que vive, y en ese ser arrastrados no habrá freno alguno. Hasta llegar al punto en que los habitantes olviden lo que tienen en común, lo que les une, y solo sean capaces de ver en el otro a un extraño, a alguien que es de otra ideología, de otro pensamiento, que sigue a otro líder, a otro partido o equipo de fútbol, a otro movimiento social. Los verdaderos intereses de toda esa población no serán ya importantes, desviados por la corriente de numerosos conflictos y disensiones que son creadas a propósito por los globalistas, con todo el dinero y la influencia que tienen mediante sus medios de comunicación, asuntos triviales en los que toda la población acaba enfocando sus energías y que no llevan a ninguna parte.

Esto es lo que está sucediendo con el coronavirus. La política está siendo el jugoso anzuelo en el que todos acabamos picando. Como digo es lógico que unos se sientan más afines a un partido u otro (a pesar de que vivimos en una oligarquía de partidos donde todo viene elegido desde arriba, y donde nosotros no tenemos ni la más mínima influencia, solo una ilusión generada por los mass media y las «elecciones» de listas ya establecidas por los partidos). Pero si miramos las cosas desde un punto de vista de meros observadores, sin decantarnos, como si fuéramos un científico frío y neutral (así es como nos ven las élites globalistas, aunque con la clara intención de condicionar nuestras vidas hacia lo que ellos desean) lo que vemos no son más que bucles de retroalimentación positivos. Ha ocurrido esta pandemia, y esto ha dado ocasión a un bucle en el que un bando ataca al otro, y recibe ataques en respuesta. Esos ataques pueden ser dialécticos o duras críticas, algo que es bueno que suceda, sin embargo, eso nos divide a todos los españoles según cuál pensamos que tiene razón. Los de un bando alaban a los suyos como a héroes y denigran a los contrarios como a tiranos o dictadores, y desde el otro punto de vista ocurre lo mismo. Y no nos damos cuenta de que de ese modo nadie habla de los temas que realmente deberían importarnos a todos sin distinción. ¿Quién habla sobre los intereses globalistas que hay detrás de esta pandemia de coronavirus? ¿Quién habla del sistema de la usura y la deuda que oprime a todos los países del mundo por parte de la Banca internacional, que va a enriquecerse enormemente con la crisis económica que ellos mismos han provocado? ¿Quién habla del impulso que va a producirse en la digitalización de la sociedad, o del avance hacia la robotización que ellos tienen claramente pensado? ¿Quién habla de las consecuencias que va a tener todo esto en nuestras vidas, de los cambios que va a haber en la sociedad con lo que llaman la «nueva normalidad»? Solo oigo o leo críticas a un bando u otro, y de lo importante, absolutamente nada.

Así es como César consiguió vencer a los galos, azuzando divisiones entre ellos y haciéndoles olvidar a su enemigo común mediante halagos y promesas falsas, como las que nos hacen los partidos políticos a nosotros. Nuestro enemigo son los globalistas, de los que no oirás nada en los mass media, no son los españoles que siguen otras ideologías, religiones, o partidos políticos. ¡Eso es precisamente lo que los enemigos quieren que pienses! Y por supuesto, digo esto para todo el mundo, siga al bando que siga. Os animo a dar importancia a lo que realmente la tiene para todos, no solo para un determinado sector prefabricado intencionadamente para dividirnos. Dejemos a un lado cuestiones sin importancia, y hablemos de lo que nos debe unir, de lo que temen que nos una. Dejemos a un lado la absurda lucha entre feministas y antifeministas, entre partidarios y opuestos de la «ideología de género», entre izquierdas y derechas, entre cristianos o no cristianos, entre veganos u omnívoros. Y dirijámonos todos a luchar contra lo que a todos nos afecta: la globalización que nos trata de volver dependientes a todos los niveles, económico, político, social, cultural, psicológico… Y que trata de imponer un gobierno mundial controlado por quienes realmente mueven los hilos. Recientemente la página oficial de la ONU ha cambiado su logotipo, y ha incluido las palabras «New World Order» (Nuevo Orden Mundial) del que han hablado tantos políticos globalistas durante décadas. Es eso lo que nos debería dar escalofríos y hacer salir a las calles. Si nos desviamos de eso, estamos contribuyendo a la globalización sin ni siquiera saberlo.

UN New Economic Paradigm

[Si lo pensáis, los que se enfrentan furibundamente al feminismo, por ejemplo, le dan a este movimiento social excusa y justificación para sus propias afirmaciones cada vez más absurdas e irracionales, para su violencia, aumentando además con esa oposición el número de feministas. Si se ignorase tal movimiento, o se le diera solo la escasa importancia que pueda tener actualmente, entonces se disolvería. Lo mismo ocurriría con fascistas y antifascistas, con derechas o izquierdas, se necesitan unos a otros para subsistir, y no tienen sentido sin su opuesto. Si quieres ir contra algo, no te opongas furibundamente a ello, porque de ese modo lo potencias, ¡ignóralo y caerá por su propia insignificancia! Es por ello que los políticos, los mass media, siempre atizan estas llamas para dividirnos y controlarnos mejor, desviándonos de lo importante.]

4 comentarios sobre “DIVIDE ET IMPERA.

  1. Yo me considero individualista (muchos me encuadran entre los «Ancaps» o «Libertarians» que dicen los norteamericanos y si me siento cercano a ellos pero prefiero individualista)

    Supongo que por ello tengo la sensación de estar siempre en la oposición.

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  2. No se da cuenta la gente de ello. Así lo que ocurre es que sigue estancada y mientras tanto los globalistas fortaleciendo más el nuevo orden mundial, lo que es la etiqueta de «nueva normalidad»

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  3. Absolutamente de acuerdo. Todos necesitan a su opuesto para seguir arriba de la pelota, para seguir engañando «al pueblo», y en vez de dar soluciones y debatir, se enfrascan en batallas en las que los únicos que pierden son la población cada vez más anestesiada por el capitalismo y el odio.

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