El primer punto que me gustaría tratar es la gravedad de la enfermedad, ya que día tras día los llamados medios de comunicación de masas (televisión, prensa, radio) nos lanzan mensajes apocalípticos, como si un terrible virus asesino estuviera al acecho y fuera capaz de acabar con la vida de cualquiera de nosotros. Utilizando los datos oficiales, publicados por Google pero coincidentes con los que exponen los Ministerios de Sanidad de los distintos países, se puede comprobar que esto no es así. He diseñado esta tabla con 17 países que reflejan bien la situación general en el mundo, o que han mostrado alguna característica especial frente a otros en cuanto al manejo de la enfermedad. Los porcentajes los he extraído del siguiente modo:
- Tasa de mortalidad: Número de muertes x 100 / Número de casos confirmados por PCR.
- Tasa de contagio: Número de casos confirmados por PCR x 100 / Número de habitantes.
- Porcentaje de población fallecida: Número de muertes x 100 / Número de habitantes.
El primer dato que resalta ante los ojos es la baja tasa de contagio, es decir, la poca cantidad de gente que se ha contagiado, en ningún caso supera el 2% y normalmente es mucho menos del 1%. Se puede pensar que hay muchos casos de personas que no han pasado la prueba PCR, y por lo tanto no han sido contabilizados, sin embargo, pensemos que si una persona tiene fiebre, o una tos excesiva, o dolor en los pulmones, es evidente que lo primero que va a hacer es ir al hospital más cercano a realizarse esta prueba. Si existen personas que no han sido contabilizadas, es que no han tenido estos síntomas, por lo tanto, no han llegado a desarrollar la enfermedad, el virus pasó por su organismo sin generar ningún síntoma porque su sistema inmunológico lo eliminó. Esto significa que en cualquier caso, estos datos pueden significar dos cosas. Una, que el virus no llega a contagiar más que a un escaso porcentaje de la población. Otra, que solamente provoca síntomas en una cantidad muy pequeña de aquellos que llegan a entrar en contacto con él. En ambos casos, se trata de un virus de una escasa gravedad. Y si además tenemos en cuenta otro hecho objetivo, es decir, que la mayoría de fallecidos son personas con graves enfermedades previas o ya ancianas, como ha ocurrido con muchos ancianos que se alojaban en residencias de tercera edad, los que están fuera de ese grupo apenas tienen riesgo de sufrir síntomas y menos aún de fallecer. Lo podéis leer aquí:
No sé lo que habrá sucedido en las residencias, pero prefiero no pensarlo, según lo que afirma la ONG Médicos sin Fronteras. Al parecer no fue nada agradable.
Tenemos entonces tres grupos de riesgo:
- Los ancianos que viven en residencias, el sector mayoritario, que en España ha resultado ser del 67,32%.
- Las personas de más edad en general o todos aquellos con enfermedades previas, en concreto ‘aquellas que conllevan un estado de déficit inmunitario, o alteración de las defensas locales del órgano diana, tales como la enfermedad renal, hepática, respiratoria y cardiovascular crónica, los pacientes infectados por el VIH, pacientes en espera de trasplante de órgano sólido y trasplantados de órgano sólido, y/o progenitores hematopoyéticos; pacientes bajo quimioterapia de tumor sólido o hematopatía maligna, pacientes con enfermedad autoinmune y tratados con corticoides, inmunosupresores o productos biológicos, pacientes diabéticos, con fístulas de líquido cefalorraquídeo, implantes cocleares, así como pacientes con asplenia anatómica o funcional.’ Texto extraído de: https://fundacionio.com/2020/03/10/coronavirus-covid-19-quienes-son-los-pacientes-de-riesgo/
- Un grupo claramente minoritario de personas que fallecen, aparentemente de covid-19, sin ninguna de las condiciones previas, como si fuera por azar.
De esto se deduce que aquellos que estamos en esa tercera categoría, apenas tenemos riesgo de fallecer por esta enfermedad, ni de tener síntomas graves, no obstante se han dado unos cuantos casos de que esto ha sido así. ¿A qué podría deberse? En primer lugar, habría que analizar el historial clínico de esa persona para saber si podía tener bajas las defensas por algún motivo, a pesar de no tener enfermedades previas, por ejemplo, por consumo de drogas o una pésima alimentación. Sin embargo, al menos un factor ha podido contribuir a sumar cifras de muertos por Covid-19 sin que en realidad hayan fallecido por esta causa. La OMS estableció dos categorías para certificar una muerte por Covid-19. En ambos casos, el paciente ha muerte con los síntomas propios del Covid, es decir, principalmente por neumonía. La primera, llamada U07.1 es aquella muerte con estos síntomas en los que se ha realizado la prueba PCR y se ha comprobado un contacto con el virus. La segunda, llamada U07.2, es aquella muerte con estos síntomas en los que no se ha realizado una prueba PCR, por lo tanto, se desconocía si el paciente tenía o no el virus. Lo podéis leer en el siguiente enlace de la OMS:
https://www.who.int/classifications/icd/Guidelines_Cause_of_Death_COVID-19-20200423_ES.pdf
Como podéis imaginar, esta técnica burocrática, a la que todos los países han obedecido, permite que las cifras de muertes bailen. Muchas son las causas de neumonía que conducen a la muerte con síntomas similares o iguales que los de Covid-19. Según se contabilicen tales muertes como de Covid o no, se puede subir o bajar la cifra de fallecidos de una manera que nada tiene de objetivo. Lo único realmente científico sería certificar por Covid-19 únicamente aquellos casos con categoría U07.1 y los otros dejarlos como muerte de origen desconocido, o simplemente, por neumonía.
Otro factor por el que podría haber falsos positivos es el que ha remarcado un estudio de la Universidad de Oxford, y es que la PCR puede detectar fragmentos de coronavirus muertos, que permanecen en el cuerpo humano mucho tiempo (semanas) después de haber pasado la infección. Se estaría así dando como positivo a una persona que ya no tiene virus vivos en su organismo y que lógicamente no puede contagiar a nadie. Fuente: https://www.telecinco.es/informativos/salud/dar-positivo-pcr-coronavirus-no-significa-siempre-contagio-estudio-oxford-be5ma_18_3010095007.html
En base a todo esto, ¿está justificado el confinamiento, el uso generalizado de las mascarillas, o el cierre de tantas empresas, con la consiguiente ruina económica que ello va a ocasionar?
Tanto el tipo de virus del que tratamos como los datos de la tabla parecen indicar que no es tan necesario. Obviamente, se deben tomar algunas medidas de precaución, especialmente aquellos que están en claro riesgo de muerte, que como hemos visto, es un porcentaje relativamente bajo de la población. Los médicos, el personal de las residencias, en definitiva, todos aquellos que entremos en contacto con estas personas, en base a los datos, deberíamos tomar precauciones. Sin embargo, la cosa no ha debido ir más allá. Insisto en que esto es solamente mi opinión personal, la cual me interesa exponer a crítica por parte de quien opine de modo distinto, siempre que la conversación consista en argumentos coherentes.
Sin duda el ejemplo más sorprendente de la tabla es China, que al parecer ha conseguido detener desde muy pronto la infección y hasta el día de hoy la mantiene a raya. ¿Cómo es posible esto, precisamente en el país donde se supone que surgió este virus y donde por ello mismo habían tenido mucho menos tiempo que los demás países para prevenirlo? Muy sencillo: implantando una auténtica dictadura tecnológica. Este video de la BBC lo explica:
En contraposición a esto, Suecia optó por la estrategia opuesta: no hacer ningún confinamiento, no tomar medidas de precaución o muy pocas, con la idea de alcanzar la inmunidad de grupo, es decir, que al contagiarse una gran parte de la población, en efecto habría muertes al principio, pero después irían descendiendo al haber una gran expansión del virus entre la población que habría generado anticuerpos. De este modo, el epidemiólogo Anders Tegnell pensó que en pocos meses la enfermedad habría desaparecido o se habría controlado por si misma. En efecto, ha sucedido algo así. A pesar de haber tenido más fallecimientos que los países de alrededor (Dinamarca, Finlandia o Noruega) los casos y los fallecimientos no han dejado de descender, es decir, no hay un rebrote, como podéis ver en la gráfica. Lo curioso, es que ni siquiera ha hecho falta una gran expansión del virus, que, como se puede ver, solo ha sido del 0,839%. En cambio, en España, con unas medidas mucho más restrictivas, ha habido muchísimos más casos. ¿Cómo se puede explicar esto?
En otras palabras, es posible que China haya disminuido los contagios con una eficacia increíble, pero también ha convertido en un auténtico infierno la vida de todos sus habitantes, a costa de ello. ¿Qué merece más la pena? Que cada uno decida.
LAS VACUNAS PARA EL COVID-19
Desde la declaración de la nueva enfermedad, muchísimas empresas farmaceúticas y laboratorios se han puesto manos a la obra para desarrollar una vacuna que pueda prevenir este nuevo coronavirus. Sin embargo, el verdadero propósito, declarado como una necesidad urgente por las grandes organizaciones globalistas, es producir miles de millones de dosis con las que vacunar, a ser posible, a toda la población humana del mundo. El día 26 de marzo, en la reunión del G20, los países que asistieron afirmaron que iban a colaborar unidos en la lucha contra el Covid-19, mediante el programa «Respuesta Global frente al Coronavirus o en inglés Coronavirus Global Response». Más tarde, el 26 de abril, la ONU lanzó otro programa llamado Access to COVID-19 Tools (ACT) Accelerator cuyo lema es ‘Nadie está a salvo hasta que todo el mundo esté a salvo’. Hicieron un llamamiento, en el que afirman que nadie debe quedar desprotegido, que nadie debe quedar atrás, de donde se deduce con no demasiada dificultad lo que eso significa: que todo el mundo debe ser vacunado. Estas son las organizaciones que forman parte de ese programa conjunto:
Y la gran pregunta es, ¿es verdaderamente necesario vacunar a toda la población mundial, en el caso de un virus que por lo general solo afecta a un sector específico de esa población? ¿No se erradicaría vacunando solamente a aquellos que estén en verdadero peligro de muerte? ¿Existen intereses económicos detrás de esta pretensión de la vacunación global? Estas son preguntas que cada uno debe reflexionar dentro de si mismo, no tengo la respuesta, aunque sí tengo una opinión personal muy clara, y es que no veo en absoluto necesario vacunar a nadie fuera de los grupos de riesgo. Los demás, si adquirimos el virus, tenemos una seguridad muy próxima al 100% de supervivencia, quizás incluso ni siquiera notemos síntomas. Por lo tanto, para mí todo este entramado de poderosos intereses financieros a favor de la vacunación global, no vela tanto por nuestra salud, sino más bien por los jugosos beneficios que esperan obtener. Existe una compleja red de relaciones entre las empresas farmaceúticas, las fundaciones de las que reciben dinero para desarrollar las vacunas y hacer ensayos, los gobiernos y los socios o patrocinadores privados que dan su dinero para fundaciones como GAVI (Alianza para la Vacunación), o el CEPI (Coalición para las Innovaciones en Preparación para Epidemias) y bancos, como el Banco Mundial. No son entidades independientes una de otra, sino que todas están interconectadas. Por ejemplo, CEPI es una fundación que fue fundada en 2017 en el Foro Económico Mundial de Davos, recibiendo dinero de numerosos gobiernos, de la fundación Bill y Melinda Gates y del Wellcome Trust, entre otros. GAVI es una organización en la que participan la fundación de Bill y Melinda Gates, la OMS, la UNICEF y el Banco Mundial.
Y con todo esto lo que se genera es una dependencia de una serie de instituciones financieras, personajes que han acumulado grandes cantidades de dinero como Bill Gates, dueños de las empresas farmaceúticas, etc, un tema que sería complejo desenredar, pero en el que hay evidentes intereses lucrativos. Por tanto, es más que probable que gran parte de lo que defiendan estas instituciones sea más por obtener ganancias que por la salud de la población. Cada cual que saque sus propias conclusiones, y ofrezco esta web para abrir un debate al respecto.
Pero más allá de los más que probables intereses económicos, hay algo más turbio en el tablero. Y es que esta crisis se está utilizando para favorecer un futuro gobierno mundial, que esté por encima de los distintos países, con el terrorífico poder que eso daría a semejante gobierno sobre todos los seres humanos. Junto con el «calentamiento global», una mera hipótesis que no puede ser demostrada, o el terrorismo islámico, el covid-19 se ha convertido en otra de las grandes amenazas mundiales que requieren la llegada de un gobierno mundial y de un control social extremo y masivo por parte de ese gobierno. Así lo dejó caer el mismo Pedro Sánchez en uno de sus discursos, pues el presidente español es un peligroso lacayo de esta agenda globalista, al que haríamos bien en echar del Gobierno cuanto antes. Además de ello, se pueden observar en su carácter claros rasgos de sociopatía narcisista, frialdad, en definitiva, un temperamento personal que no nos puede traer nada bueno. Dejo el video:
Otro asunto interesante que me parece que se debe hablar es el tema de las técnicas que van a usarse en estas vacunas, ya que resultan ser de un tipo que nunca se había probado en seres humanos antes. Las nuevas vacunas para covid-19 se pueden dividir en tres tipos:
- Vacunas de ARN: Consisten en un fragmento de ARN mensajero, el cual se introduce en las células y aprovecha la maquinaria de la propia célula (los ribosomas) para producir la proteína S del coronavirus SARS-CoV-2. Esta proteína será degradada por las células y el antígeno se presentará a los linfocitos B y T mediante el Complejo Principal de Histocompatibilidad, produciéndose anticuerpos. Para saber qué es esto último, por favor leed este artículo: EL COMPLEJO PRINCIPAL DE HISTOCOMPATIBILIDAD.
- Vacunas de ADN: Consisten en el gen que expresa la proteína S, ubicado en un fragmento mayor de ADN circular que se llama plásmido, el cual se puede introducir directamente en las células por varios métodos, uno de los cuales es la electroporación, es decir, someter a las células a un pequeño pulso eléctrico que abra huecos en la membrana plasmática. Una vez en el núcleo será expresada la proteína S y reconocida por los linfocitos, produciendo anticuerpos.
- Vacunas de Adenovirus: Consisten en un adenovirus (un virus que provoca normalmente resfriados) al que se le han quitado los genes que le permiten hacer copias de si mismo, no obstante, sí puede entrar en las células como el virus normal. Una vez atraviesa la membrana, suelta el ADN, que en principio no se integra en nuestro ADN sino que se queda en forma de «episoma» es decir, un trozo de ADN que se mantiene al margen de los cromosomas. En el núcleo de la célula, será expresado y dará lugar a la proteína S, que será degradada fuera del núcleo y será reconocida por los linfocitos, produciendo anticuerpos.
Ninguna de estas técnicas se ha probado antes en seres humanos, y lo más extraordinario es que el período de tiempo medio que tarda una vacuna en ser adecuadamente probada, analizada y confirmada tanto en eficacia como en seguridad es de 4 o 5 años. Estas vacunas del covid-19, no solo son de una técnica nueva, lo que añade incertidumbre al asunto, sino que además, pretenden utilizarse a gran escala en poco más de 1 año. Por muchos análisis que se hagan sobre su seguridad, esto es algo único en la historia de las vacunas, lo que podría dar lugar a efectos secundarios insospechados. Todas las vacunas generan efectos secundarios, incluso graves, en una parte muy pequeña de los que se las ponen, como podéis leer en este artículo donde se demuestra la vinculación entre vacunas y enfermedades autoinmunes en una porción muy escasa de los individuos. No obstante, las propias infecciones también causan enfermedades autoinmunes, incluso en más cantidad que las vacunas, esa es la conclusión del artículo sobre las vacunas tradicionales.
https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC5607155/
Pero, ¿Y las nuevas vacunas? No hay estudios a largo plazo, ni siquiera a medio plazo (más de un año) que demuestren que no provocan efectos secundarios o la cantidad en que lo hacen, o la gravedad de los mismos. Al ser una técnica diferente, no es descartable que provoquen efectos nocivos en el organismo distintos de los que causan las vacunas tradicionales basadas en la inyección de proteínas o de virus atenuados o debilitados. Una sana desconfianza no es nada paranoico, es algo razonable ante lo desconocido. En todo caso, aquellos que no forman parte de los grupos de riesgo, desde mi humilde punto de vista, aún en caso de querer vacunarse, tienen la oportunidad de esperar un largo tiempo para ver si estas vacunas han provocado efectos negativos o no, o la cantidad en que lo han hecho. Cualquier pretensión por parte del Gobierno de imponer o presionar a la población mediante alguna medida indirecta (si no te vacunas no puedes hacer tales trabajos, o viajar, etc) o directa (vacunación obligatoria en las escuelas) será sin duda ilegítima.
Os dejo para terminar con una imagen donde aparecen algunas de las empresas más importantes a la hora de generar una vacuna contra Covid-19 y su respectivo método de aplicación.
- Moderna Therapeutics: ARN-1273. ARN mensajero.
- AstraZeneca + Instituto Jenner (Oxford): AZD1222. Adenovirus de chimpancé.
- Inovio Pharmaceuticals: INO-4800. Plásmido de ADN.
- Novavax: NVX-COV-2373. Adenovirus 26.
- Gamaleya: Gam-Covid-Vac o Sputnik5. Adenovirus 5 + Adenovirus 26 (dos dosis).
- Johnson&Johnson: Ad26.CoV2.S. Adenovirus 26.
- BioNTech + Pfizer + Fosun Pharma: BNT162. ARN mensajero.
- CanSino Biologics: Ad5-nCoV. Adenovirus 5.