LA VIDA ES INCONSCIENTE.

Piense en algo que haya aprendido a hacer y en lo que hayas mejorado con el tiempo. Yo voy a poner un ejemplo, cuando alguien aprende a conducir un coche. Cuando se monta por primera o segunda vez, tiene que pensar en cada movimiento y en cómo reaccionar a cada situación antes de hacerlo así. Pero cuando esto se hace de rutina, ya no es necesario pensar en nada. La mente ha registrado lo necesario y de forma automática es capaz de conducir un coche y reaccionar a cada situación. Se ha demostrado incluso, que el miedo a tener algún accidente aumenta la probabilidad de que, en efecto, se produzca. La mente inconsciente es capaz de librarnos de él, de integrar muchos más factores al mismo tiempo de los que nosotros nos damos cuenta. La mayor parte de nuestras capacidades e inteligencia están completamente hundidas en lo que se ha llamado el «inconsciente», que solo significa que no nos damos ni cuenta de todo lo que sabemos, hacemos o somos capaces de hacer. Tampoco nos damos ni cuenta de las causas de la gran mayoría de nuestros actos, palabras o pensamientos. La ciencia ha conseguido demostrar mediante el estudio del sistema nervioso, que el hecho de que seamos conscientes de algo, no quiere decir que nosotros hayamos optado por ello de manera voluntaria. Os recomiendo ver este gran programa de Redes, que no tiene desperdicio:

http://www.rtve.es/alacarta/videos/redes/redes-decisiones-son-inconscientes/1016325/

La ciencia de nuevo comprueba esto cada vez que compara nuestro cerebro con un complejísimo ordenador: imagine cuántos datos del entorno o cuántas ideas puede estar registrando a la vez para alcanzar una complejidad que probablemente ningún artilugio humano alcanzará nunca. Y en cambio solo necesitamos darnos cuenta de una parte infinitamente pequeña de lo que «sucede», de la conversación que nuestras neuronas tienen. Además, también se sabe que el inconsciente existe para ayudarnos a sobrevivir, dirige nuestra respiración y en general todas las funciones de nuestro cuerpo, y es quien nos hace estar adaptados al entorno en el que hemos nacido. No hay duda de las capacidades y del potencial enorme que contiene.

Pero observa esto: mira tus pensamientos e imagina que los dices en voz alta. Alguien dijo que si se pudieran ver todos nuestros pensamientos, pareceríamos completamente locos. Y es que es así: ni aún estando en el lugar más aislado nos podemos liberar de ese torrente continuo de ideas que sin que lo sepamos muy bien pasan por nuestra cabeza. Muchas de ellas son lo que se llaman «asociaciones inconscientes», como dice este texto:

«Si vas por la calle, puede ser que huelas un perfume parecido al de tu ex novia de hace diez años, y te acuerdes de ella. Cualquier estímulo que llegue por nuestros sentidos, empieza a buscar ideas parecidas en nuestro archivo mental. Cualquier estímulo externo provoca, por asociaciones inconscientes, construcciones de pensamientos. Nuestro archivo mental, estimulado por cualquiera de nuestros sentidos, rescata información. «

Pero realmente los pensamientos de los que somos conscientes (aunque no hayan aparecido de manera consciente) son solo un ejemplo de cómo nuestro comportamiento está guiado sin nuestra intervención o decisión. Los verdaderos chóferes son los llamados sistemas de creencias. Se consideran bastantes niveles de consciencia, desde algunas creencias que somos capaces de descartar o aceptar según nos parezca más racional o lógico, hasta algunas que están completamente implantadas en nuestra mente. Son millones, una miríada de creencias que influyen DIRECTAMENTE en nuestros actos, palabras y en cómo experimentamos internamente las situaciones de la vida, qué emociones nos provocan, qué pensamientos (asociaciones) vienen a la mente, y demás y demás. Una relación causa efecto que es inconsciente en un 99,99%. Y si no, intenta ver qué sustento lógico o de realidad tienen tus actos. Intenta ver por qué crees algo y esto tiende a cumplirse, mientras que esperas cosas de las que no estás tan seguro, y no se cumplen.

Se ha hecho bastante famosa la llamada «ley de atracción» de la que solo he oído hablar en internet, gracias al libro de «The Secret» que aún no he leído según la cual creer en algo promueve su realización. En ciertos casos, estoy de acuerdo, pero tengo muy fuertes reservas de que eso sea una ley, por lo que no le doy crédito, a nivel personal, a dicha ley de atracción. Una de las razonas por las que parece ser así es mucho más simple. En nuestra vida, vemos lo que queremos ver, oímos lo que queremos oír, olemos lo que queremos oler. Tanto diferentes formas de pensamiento orientales como la ciencia occidental coinciden con esto. Los científicos lo llaman inhibición latente. Otros los llaman simplemente: filtros sensoriales. Pensando un poco se ve muy claro: también los juicios que tenemos de cada cosa, nuestras ideas y los sistemas de creencias no solo forman una cosmovisión (una visión general de cómo la realidad «es») sino que controlan todos los detalles, hasta el más nimio, de nuestro comportamiento, el movimiento de nuestros músculos faciales, nuestra expresión, nuestra forma de hablar, nuestra reacción a cada situación, nuestros límites y nuestros deseos: TODO.

Y esto es lo que hace que lo que creemos de verdad pueda estar muy cerca de realizarse por ello: nosotros lo promovemos. La especie humana es el animal con mayor capacidad de influenciar el comportamiento de otros de su especie. De ahí el poder de promover cambios que es fuerte si es el inconsciente quien lo promueve que como es evidente, es mucho más efectivo y pone en marcha mecanismos mil veces más sofisticados que nuestra mente pensante.

Por suerte, hay gente que contradice directamente al programa de Redes de arriba. Y dicen que sí podemos influir en nuestra mente y trabajar por ser libres y autónomos de alguna manera. Aunque dicho programa diga que no somos libres para comprar, lo cierto es que sí lo somos, yo he tomado la decisión de no comprar en grandes multinacionales aunque cientos de personas lo hagan a mi alrededor: las neuronas espejo no pueden oponerse. En las enseñanzas del budismo, por ejemplo, hay mucho sobre cómo transformar la mente y la «iluminación» que según el budismo todo el mundo puede alcanzar, es desarrollar las capacidades inconscientes, pues curiosamente los diferentes métodos de meditación del budismo, consisten en parte en apagar la mente intelectual y dejar que aparezca otro tipo de consciencia, en la que sin embargo no participa la mente pensante.

Yo estoy convencido además, y ya acabo con el pedrusco, de que podemos influir en nuestro estado de salud por medio de nuestro inconsciente, de ahí los efectos del llamado «placebo», entre otras cuestiones. Un saludo !

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