GLOBALIZACIÓN Y EL NUEVO ORDEN MUNDIAL.

Texto enviado por fpmadlax.

La década de 1990 vio el surgimiento de lo que se llamó el Nuevo Orden Mundial. Este era un término que surgió en la década de 1990 para describir un mundo más unipolar, frente a la caída de la Unión Soviética y el nuevo papel de los Estados Unidos como la única e indiscutible potencia mundial. El Nuevo Orden Mundial fue destinado a representar una nueva etapa en la economía política global en la que la autoridad mundial descansaría en un solo lugar, y por el momento, ese lugar iba a ser los Estados Unidos.

Esta época vio la expansión continua y la formación de bloques regionales, con la formación de la Unión Europea, la firma del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) y la creación de la OMC. La Organización Mundial del Comercio se formó oficialmente en 1995, como el sucesor del Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio (GATT), que se formó en 1944 en la Conferencia de Bretton-Woods. La OMC administra el orden internacional de comercio liberal.

El primer Director General de la OMC fue Peter D. Sutherland, que anteriormente fue el director general del GATT, el ex fiscal general de Irlanda, y actualmente es Presidente de la British Petroleum y Goldman Sachs International, además de ser el representante especial de Estados secretario general de las Naciones para las migraciones. Él es un también miembro de la junta directiva de la Royal Bank of Scotland Group, el Patronato de la Fundación del Foro Económico Mundial, Embajador de Buena Voluntad de la Organización de las Naciones Unidas para el Desarrollo Industrial, es un miembro del Grupo Bilderberg, y es presidente de la Comisión Trilateral Europea, y se le otorgó la Medalla Robert Schuman por su trabajo en la integración europea así como el Premio David Rockefeller de la Comisión Trilateral. [1] Es evidente que la OMC es un órgano de la élite bancaria occidental para ser utilizado como una herramienta en la expansión y la institucionalización de su control sobre el comercio mundial.

El superestado europeo

En 1992, se firmó el Tratado de Maastricht, que formó oficialmente la Unión Europea en 1993. En 1994, se formó el Instituto Monetario Europeo (IME), el Banco Central Europeo (BCE) se formó en 1998, y la moneda única europea, el euro, debutó en 1999. En 2004, la Constitución Europea debía ser firmada por todos los 25 estados miembros de la UE, que era un tratado para establecer una constitución para toda la Unión Europea.

La Constitución fue un movimiento hacia la creación de un superestado europeo, la creación de un ministro de Asuntos Exteriores de la UE, y con ella, la política exterior coordinada, con la toma de asiento de Gran Bretaña en el Consejo de Seguridad de la ONU, en representación de todos los estados miembros de la UE, lo que obliga a las naciones a «activamente y sin reservas» seguir una política exterior de la UE; establece el marco para crear una política de defensa de la UE, como un apéndice o separada de la OTAN; la creación de un sistema europeo de Justicia, con la UE definiendo «normas mínimas en la definición de los delitos y el establecimiento de penas», y crear normas de asilo e inmigración comunes; y también entregaría a la UE el poder de «garantizar la coordinación de las políticas económicas y de empleo»; y la ley de la UE suplantaría a todas las leyes de los estados miembros, con lo que las naciones miembros se convertirían en meras provincias dentro de un sistema de gobierno federal centralizado. [2]

Vaclav Klaus, Presidente de la República Checa, declaró que temía que el concepto de una Unión Europea más fuerte y centralizada, ya que «los acontecimientos en la UE son realmente peligrosos con respecto al movimiento de una sociedad libre y se mueven cada vez más hacia el control y la regulación autor intelectual», y que,» Nosotros [la República Checa] pasamos medio siglo bajo los ojos comunistas. Somos más sensibles que otros europeos occidentales. Sentimos las cosas, vemos cosas, tocamos cosas que no nos gustan. Para nosotros, la Unión Europea nos recuerda al COMECON [organización de Moscú por el control económico del bloque soviético]. «Se explayó diciendo que la similitud con el COMECON no solamente en la ideología, sino en su estructura,» Las decisiones no son hechas en sus propios países. Para nosotros que vivimos la época comunista, esto es un problema «. [3]

La Constitución fue escrita en gran parte por Valéry Giscard d’Estaing, el ex presidente de la República Francesa de 1974 a 1981. Giscard d’Estaing también pasa a ser miembro del Grupo Bilderberg, la Comisión Trilateral, y es también un amigo cercano de Henry Kissinger, que tiene los papeles en coautoría con él. En 2005, los votantes franceses y holandeses respondieron los referendos en sus países, en los que rechazaron la Constitución de la UE, que requiere la unanimidad total para ser aprobada.

En 2007, se llevó a cabo un movimiento para introducir lo que se llamó el Tratado de Lisboa, que se aprobó por todos los estados miembros. Giscard d’Estaing escribió un artículo para The Independent, en el que afirmó que, él describió el proceso de creación del Tratado de Lisboa «La diferencia entre la Constitución original y el actual Tratado de Lisboa es una de enfoque, más que de contenido.»: «Esos fueron los expertos legales para el Consejo Europeo que fueron acusados de la redacción del nuevo texto. No han hecho nuevas sugerencias. Ellos han tomado el proyecto de constitución original, los han dividido en elementos separados, y luego lo han adjuntado, uno por uno, a los tratados existentes. El Tratado de Lisboa es, pues, un catálogo de enmiendas. Es impenetrable para el público. «La principal diferencia es que la palabra» constitución «fue eliminada y expulsada del texto. [4]

El Telegraph informó que aunque el Tratado dejó caer la palabra «Constitución», sigue consistiendo en «dar a la UE la parafernalia de una potencia mundial y cortar la soberanía nacional». Contenía planes para crear un presidente de la UE, que «servirá de dos y medio años plazo, pero a diferencia de los jefes de Estado democráticos que él o ella será elegido por los líderes europeos no por los votantes» y «se hará cargo de las negociaciones internacionales clave de los jefes nacionales de gobierno. El ministro de Exteriores «de la Constitución», se convierte en el «Alto Representante» que «ejecutará un potente servicio diplomático de la UE y será más importante en el escenario mundial y europeo que los ministros de Asuntos Exteriores nacionales. «Se propone crear un «Ministerio del Interior» que «centralice las bases de datos que contienen las huellas dactilares y el ADN» y «la legislación de la UE sobre los nuevos poderes de policía y vigilancia.» La capacidad de los países de la UE de utilizar vetos terminará, y el Tratado «incluye una cláusula-espionaje asociada a una «personalidad jurídica» de la UE y con ascendencia sobre los tribunales nacionales. «[5]

Un país en Europa lo tiene escrito en su constitución que requiere un referéndum sobre los tratados, y ese país es Irlanda. En junio de 2008, los irlandeses fueron a votar sobre el Tratado de Lisboa, después de semanas y meses de ser acosados por los políticos y los eurócratas de la UE que explican que los irlandeses «debían» dar a Europa un voto «Sí», debido a los beneficios que la UE había concedido a Irlanda. La historia muestra, sin embargo, que los irlandeses no toman amablemente a ser mangoneados, así que cuando acudieron a las urnas, el «No» estaba en sus labios y en sus boletos. Así, el irlandés rechazó el Tratado de Lisboa.